Ahora, tras la confrontación permanente que sostuvieron en su proselitismo, las candidatas y el candidato se concentrarán en sus cuarteles de campaña a revisar las estrategias de promoción del voto el día de las elecciones, también llamada «movilización de las estructuras», lo que coloquialmente se conoce como «acarreo de votantes» a las urnas, algo que en la todavía inmadura democracia mexicana sigue siendo una práctica muy común. Lo escribe Salvador García Soto en «El Universal».