«Que pronto mueres.. rosa delicada.. pues abres cuando apenas nace el día.. la tarde te sorprende en agonía.. y la noche te encuentra deshojada.. tu materia alada.. el verde tamo que te sostenía.., sin el objeto de tu poesía.. ha de morir y convertirse en nada.-. Más no mueres del todo.. flor hermosa.. nos queda la verdad de tu existencia.. la verdad de tu muerte.. por eso rosa.. nos queda tu fragancia deliciosa.. y la eterna visión de tu presencia.. pues siempre habrá una rosa y otra rosa». El soneto es de la autoría de Neftalí Beltrán.