Foto: Nath Martin.
Dalia Zúñiga Berumen.
Los hermanos Isaac y Esteban Hernández abarrotaron de nuevo el recinto de Paseo de la Reforma este 23 agosto; el espectáculo fue un bálsamo para las más de 10 mil almas que presenciaron tres horas de lo mejor del ballet mundial.
Con un Auditorio Nacional nuevamente lleno, en donde cupieron desde el niño que lloró a media función hasta personas mayores que se tomaban trabajosamente de los barandales para subir a los asientos más lejanos del recinto, los hermanos Isaac y Esteban Hernández celebraron la décima edición de ‘Despertares’ con la misma entrega y la misma pasión que la primera vez.
El pasado viernes, el público agradeció con aplausos y gritos el recorrido que hicieron los 29 bailarines internacionales por la danza clásica y contemporánea, con sus paradas en el tap y el street dance, que llevaron las emociones de los 10 mil asistentes de lo sublime a lo explosivo.
Con puntualidad inglesa, las primeras en intervenir fueron Michelle Dorrance, Brinae Ali, Jillian Meyers, Josette Wiggan y Penélope Wendtlandt, quienes ofrecieron la coreografía ‘Changing cadence’ diseñada por Dorrance. Fueron las voces de Penélope y Brinae las que musicalizaron la ejecución de tap, complementada con los enérgicos golpeteos de los zapatos sobre la duela. Hubo momentos en que fue difícil saber qué era más hermoso, si las voces de las bailarinas o sus propios movimientos. La improvisación de Jillian Meyers en este número de apertura fue poderosa y disruptiva.
Michelle Dorrance, Brinae Ali, Jillian Meyers, Josette Wiggan y Penélope Wendtlandt. Foto: Nath Martin
A continuación, Isaac Hernández hizo su aparición enfundado en su característico traje negro para ejecutar el pax de deux de ‘Don Quixote’, una pieza que es ya su firma y que en esta ocasión interpretó con Catherine Hurlin, primera bailarina del American Ballet Theatre. El público desde luego enloqueció con la destreza del tapatío, quien mostró una vez más su dominio de los giros, los saltos y la escena.
Para esta edición, la coreografía que otrora ejecutara Esteban Hernández, ‘Hurry up, we are dreaming’, de Justin Peck, fue ofrecida por Max Cauthon y de nuevo Dores André, compañeros de Esteban en el San Francisco Ballet. Este trabajo muestra cómo el ballet es un lenguaje que trasciende al tiempo y presenta una visión moderna del amor como desde siempre lo ha hecho el estilo clásico.
En seguida, uno de los momentos más entrañables de la noche lo regaló Ana Gabriela Fernández, quien acompañó al piano a los bailarines Alina Cojocaru y Alessandro Frola para su abrasadora interpretación del black pas de deux de ‘La dama de las camelias’, esa revolucionaria pieza creada a finales de los 70 por el alemán John Neumeier, con música de Chopin. La experiencia fue dramática y contundente.
Como un suspiro pasó, después, el tan querido por el público mexicano Brooklyn Mack, quien regaló ‘Gopak’, una pieza por la que ha sido ovacionado en escenarios internacionales, y por supuesto vino por su cuota de aplausos al recinto de Paseo de la Reforma.
El tiempo del asombro llegó: tal como hace dos años lo hizo Chey Jurado en su debut en ‘Despertares’ de 2022 (aquella vez con un trabajo titulado ‘The Weight of Gold’), de nuevo se llevó la ovación del público porque con su interpretación de ‘Indra’, una coreografía diseñada por él con música de Mitsoura, ya se había llevado el asombró y la perplejidad de los presentes. Y es que el español desafía todas las leyes del movimiento, pone a trabajar cada articulación de su cuerpo y entrega ejecuciones inolvidables en una mezcla de danza contemporánea y baile callejero. Un «¡ay, Dios mío!» se escuchó en mitad de su ejecución.
Y como el corazón ya estaba abierto, fue el momento perfecto para recibir a Esteban Hernández, muy esperado y tan querido como Isaac. Este año el tapatío entregó una poderosa y salvaje ejecución de Acteón junto con su compañera del San Francisco Ballet Katherine Barkman para encarnar a Diana, pax de deux que la audiencia agradeció con aplausos vigorosos y gritos de «te amamos, Esteban».
Esteban Hernández y Katherine Barkman en Diana y Acteon. Foto: Nath Martin
Y ya que las declaraciones de amor estaban en el orden del día, en la oscuridad se escuchó por todo el recinto un «te amo, Tiler Peck», así, con nombre y apellido, pero dicho por una voz anónima y fuerte que fue el preámbulo para el solo de la bailarina californiana, quien mostró toda su energía, elegancia y encanto en la coreografía ‘Fascinating rhythm’ de George Balanchine, una ejecución simplemente seductora.
Un espacio de nuevo totalmente clásico fue otorgado por los bailarines Alina Cojocaru, Emily Suzuki y el regreso de Isaac Hernández al escenario, para presentar el pas de deux ‘Act II’ de ‘Giselle’, uno de los ballets imprescindibles para la comunidad dancística en el que se muestra toda la ligereza etérea que una bailarina requiere para su ejecución. Alina estuvo decididamente angelical.
Con el espíritu sublimado, fue momento del derroche de energía, como antesala del intermedio: Mykyta Shevchenko, Dmytro Kretsu, Anastasia Kopylova, Oleh Mirzoiev y Kyrylo Trubichyn hicieron su magia con sus trajes de luces de neón que, a ritmo de rock y pop pusieron al público a corearlos con aplausos desbordados. Light Balance es un proyecto ya consentido del público mexicano gracias a sus varias participaciones en Despertares.
Al volver de los 30 minutos de intermedio, nadie mejor que Tiler Peck para regresar al público al hechizo del ballet clásico, esta vez con Aran Bell para ejecutar el pax de deux ‘Tchaikovski’, momento imprescindible del ‘Cascanueces’. De nuevo las muestras de amor en forma de gritos fueron expresadas, ahora para ambos bailarines.
Erina Takahashi y James Streeter, bailarines del English National Ballet, hicieron su arribo para ofrecer un fragmento de ‘Dust’, una pieza del coreógrafo que ha revolucionado el ballet: Akram Khan. Este pax de deux resultó oscuro, desolador, con un arrastre de emociones que erizaron la piel. Erina y James mostraron el lado luminoso de la oscuridad con ejecuciones magistrales.
En la montaña rusa, fueron Estaban e Isaac quienes regresaron la alegría al escenario, acompañados de Dores André en la divertida pieza ‘Les lutins’, en la que los bailarines se baten a duelo entre ellos mismos y las ejecutantes de la música, esta vez el piano de Ana Gabriela Fernández fue acompañado por el violín de Cordula Merks. El acto fue una gran oportunidad para disfrutar a los hermanos juntos en sus mejores movimientos.
Para presentar otro pas de deux de ‘Giselle’, los convocados fueron Sae Eun Park y Germain Louvet, ambos bailarines del Paris Opera Ballet cuya perfección también fue muy ovacionada por la concurrencia. Fue el momento para aterrizar de nuevo en ritmos de street dance, ahora con Braylon Browner, quien coreografió la canción ‘A Sunday Kind of Love’ de Etta James. La estrella del reality So You Think You Can Dance sin duda también era uno de los más esperados de la noche y no decepcionó a nadie con su energética intervención.
Kayla Mak y Juliano Nunes regalaron otro momento de los más emotivos de la noche, con una creación del propio bailarín y coreógrafo brasileño titulada ‘Swans’. Nunes es otro de los artistas que está revolucionando el ballet clásico, rompiendo su barrera divisoria del contemporáneo y sus entregas son siempre inspiradoras.
Los dos números casi finales de una gala larga y muy completa fueron ‘Spring waters’ con Dores André y Max Cauthorn, y un fragmento de ‘Playlist’ con Emily Suzuki y James Streeter, que resultaron todo un remanso de frescura.
El cierre de una noche total fue de nuevo la firma de los Hernández, quienes cada vez que bailan ‘My way’ logran lo mismo de la primera vez que presentaron este trabajo diseñado por Stephan Toss para ellos: conmover. Si bien sus ejecuciones son como un bálsamo para las almas que presenciaron tres horas de lo mejor del ballet mundial, lo mejor es lo que ocurre al final: ese abrazo apretado que se dan los hermanos y que encierra una vida dejada en los escenarios.
El encore, como ya es tradición, fue el agradecimiento de todos los bailarines regalando sus mejores pasos para el tema ‘Impossible Jax Jones Remix’ de Lion Babe, mientras los asistentes agradecían, algunos de pie, otros bailando, pero todos siguiendo el ritmo con sus aplausos.