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El Economista

Pionera del teatro de comedia musical en México, fue reconocida como todo un símbolo de la escena artística nacional, hoy le decimos adiós y la recordaremos para siempre gracias a su legado

Por:
Nelly Toche

Durante la Guerra Civil de España, Silvia Pinal llevó en su equipaje la famosa película Viridiana, misma que grabó con Luis Buñuel, ella salvó el filme de la censura de Franco y gracias a eso podemos seguir disfrutando de esta icónica joya cinematográfica. De ese tamaño son las anécdotas y trayectoria de nuestra última diva mexicana.

Pocas mujeres han dejado un legado tan importante en televisión, teatro y cine, fue un símbolo de la mujer del siglo XX y XXI, con una carrera que abarcó más de seis décadas, participó en más de 60 filmes y obras teatrales, por lo que en El Economista hacemos un recuento de sus más importantes trabajos.

Ella en el teatro
Silvia Pinal inició su carrera teatral a partir de su amor por la ópera y su estudio de la técnica vocal ‘bel canto’. Aunque pudo mostrar su talento en montajes como Madame Butterfly, una audición fallida para La Traviata la desilusionó. De esta forma entró al INBA para formarse en arte dramático y gracias a ello se convirtió en una leyenda.

Fausto y Margarita (1949), Los Caprichos de Goya (1947), Nuestra Natacha (1948), El sueño de cristal (1949) y Celos del aire (1950) fueron algunas de las primeras producciones importantes en las que participó la diva.

Pero una de las razones más significativas por las que Silvia Pinal es reconocida por la comunidad teatral, particularmente por la industria del teatro musical en México, es porque fue pionera en la producción de puestas en escena de comedia musical en el país.

En 1958 produjo la primera obra musical en México. Ring, Ring, llama el amor llegó al Teatro del Bosque de la Ciudad de México, con Luis de Llano Palmer como director.

Después Pinal continuó trabajando como actriz y productora en numerosos proyectos teatrales de gran éxito: Irma la dulce (1964), Vidas privadas (1975), ¡Felicidades, Silvia! (1977), Plaza Suite” (1978), El próximo año… a la misma hora (1978), La señorita de Tacna (1985), Anna Karenina (1986).

Particularmente recordar la versión mexicana del popular musical de Broadway Mame, que logró llevarla al escenario en tres ocasiones; la primera en 1972, la segunda en 1985 y la tercera en 1989 ya en el famoso Teatro Silvia Pinal que terminaría siendo un recinto religioso.

Como olvidar Leticia y Amoricia (1991), la Jaula de las locas (1992), A Chorus Line (1989) y ¡Qué tal, Dolly! (1996) donde la diva de México fue aplaudida por todos nosotros con grandes temporadas, momentos donde hubo lágrimas, risas y miles de aplausos.

En 1992 Silvia Pinal adquirió el Cine Versalles, convirtiéndolo en el Teatro Diego Rivera y, más adelante, en el nuevo Teatro Silvia Pinal. En 2012 participó en Amor, dolor y lo que traía puesto, pero nos dió la oportunidad de tenerla en el escenario prácticamente hasta el final, su última aparición en un escenario teatral fue en Caperucita, ¡qué onda con tu abuelita! (2022).

Ella en el cine
La primera actriz mexicana fue uno de los máximos iconos de la Época de oro del cine mexicano. Su primera oportunidad en el cine fue con Bamba, de Miguel Contreras Torres (1948) a la que le siguió El pecado de Laura, de Julián Soler (1949).

Participó en varias producciones junto a los ídolos del momento como el mismo Banquells, Cantinflas y Pedro Infante. En 1949 y 1950, protagonizó El rey del barrio y La marca del zorrillo junto a Tin Tan, algunas de sus películas más exitosas fueron La mujer que yo perdí (1949); Un rincón cerca del cielo y Mis tres viudas alegres (1953); Un extraño en la escalera (1954), la cual compitió en el Festival de Cannes; El inocente (1956); y la “trilogía” de Tulio Demicheli que arrancó con Préstame tu cuerpo, Desnúdate, Lucrecia y Una golfa, todas de 1958.

Recordemos que en España, en 1960, Silvia Pinal apareció en varias comedias como Adiós, Mimí Pompón y Maribel y la extraña familia. Después de estas dos películas, en 1961, comenzó su relación con uno de los cineastas más grandes en la historia del cine, Luis Buñuel.

Luis Buñuel fue uno de los directores que lanzaron al estrellato a Pinal. Gracias a su unión en Viridiana (1961), así la actriz pudo ver la fama internacional en el Festival de Cannes.

A este filme le siguieron otros títulos como El ángel exterminador en 1962, una de las obras más icónicas y reconocidas de Buñuel, catalogada como la máxima pieza fílmica del surrealismo. Y por último, Simón del desierto en 1965.

Quizá Viridiana fue su primera producción destacada a nivel internacional, pero fue su interpretación de Diablo en Simón del desierto, la que la puso en la lista de las mejores actrices de su generación, y al mismo tiempo, la consagró en su regreso a México.

Apareció en Los cañones de San Sebastián junto a Anthony Quinn y Charles Bronson. También participó en su única producción hollywoodense titulada Shark con Burt Reynolds.

Una larga trayectoria en el cine incluye títulos como Un extraño en la escalera (1954), El inocente (1956), La mujer que yo perdí (1949) y Un rincón cerca del cielo (1952), estas últimas compartió créditos con Pedro Infante.

El canto de la cigarra (1978), El hijo de su mamá (1979), Carlotta: Amor es veneno (1980) y, más recientemente Ya no los hacen como antes (2002) o Tercera llamada (2013) son filmes que contaron con su actuación y que hoy quedarán como testigos de una mujer insustituible para la escena mexicana.

Ella en la TV
También en la televisión mexicana dejó una honda huella, por décadas, «tan solo en Televisa Univisión, su aportación artística acumula más de 5,000 horas de contenido, entre ellas, series de televisión como «Mujer casos de la vida real», que se mantuvo al aire 21 años con más de 1,500 capítulos y que quedará para siempre en la memoria de millones de sus admiradores», refirió la televisora.

nelly.toche@nulleleconomista.mx
Foto de Debate.