Fuente:
El Economista

La aprobación de Lecanemab por parte de Cofepris es relevante para la medicina en México, si se considera que alrededor de 1.3 millones de personas viven con Alzheimer, lo que representa entre el 60 y 70% de los casos de demencia en el país.

Las neuronas son células que necesitan combustible para su funcionamiento, y el combustible esencial es, precisamente, la glucosa. Foto: Shutterstock.

Por:
Judith Santiago

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) aprobó el registro sanitario de Lecanemab, un medicamento biotecnológico para el tratamiento de Alzheimer en etapas tempranas.

Fue el pasado 26 de noviembre cuando se autorizó el fármaco que ayuda a disminuir la velocidad del avance de la enfermedad, así como a retardar el deterioro cognitivo y funcional, informó en un comunicado.

“Este medicamento, está indicado para pacientes diagnosticados en etapa temprana de la enfermedad, en la cual pueden desenvolverse de manera independiente, pero manifiestan episodios de pérdida de memoria, como olvidar palabras familiares o la ubicación de objetos cotidianos”, acotó.

La aprobación de Lecanemab por parte de Cofepris es relevante para la medicina en México, si se considera que alrededor de 1.3 millones de personas viven con Alzheimer, lo que representa entre el 60 y 70% de los casos de demencia en el país.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó este fármaco en enero de 2023. Mientras que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) emitió una recomendación favorable para su aprobación como tratamiento del Alzheimer en sus fases tempranas, en noviembre de 2024.

Esta enfermedad afecta principalmente a personas mayores de 65 años, indican datos de la Secretaría de Salud.

Mientras que a nivel mundial, cerca de 60 millones de personas viven con esta enfermedad, según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La Cofepris expuso que las personas que sufren Alzheimer van perdiendo progresivamente funciones cognitivas, lo que afecta su capacidad para recordar eventos recientes y procesar información. Además, presentan dificultades con el lenguaje, la abstracción del pensamiento y la orientación, así como en cambios en su estado emocional.

Además, pierden habilidades que antes dominaban, como conducir, reconocer lugares familiares o recordar nombres de personas cercanas, e incluso se ven incapaces de realizar actividades cotidianas, como vestirse por sí mismas.

En las etapas más avanzadas de la enfermedad, pueden tener problemas para comer, caminar o hablar, y pueden presentar incontinencia urinaria y fecal.