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Milenio Digital

Francisco lo envió como mediador en graves conflictos y hoy su sencillez más la sonrisa perenne le hacen ganar adeptos y buena cobertura en medios.

Témoris Grecko

El próximo Papa podría transportarse por Roma en bicicleta y en metro, residir como Francisco fuera de los palacios vaticanos, ser amigable hasta con los periodistas más insistentes y ser un reconocido experto en mediación de conflictos y diálogo entre enemigos: esta es la descripción de Matteo Maria Zuppi, un cardenal considerado progresista, obispo de Bolonia y cercano al finado Jorge Mario Bergoglio,

Zuppi “fue capaz de mantener unido todo lo que podía unir y de alejar todo lo que dividía”, declaró Andrea Riccardi, que con su colega de la Comunidad de Sant’Egidio logró que el gobierno y la oposición armada de Mozambique alcanzaran en 1992 el pacto que puso fin a una larga y sangrienta guerra civil.

Al igual que Francisco, quien lo creó cardenal en 2019 y lo puso al frente de la Conferencia Episcopal de Italia en 2022, la sencillez, la proximidad con la gente común y la generosidad con la sonrisa son virtudes que le aplauden.

Según el portal especializado ‘The Pillar’, a sus 69 años, Zuppi es “considerado ampliamente como un contendiente líder del ‘centroizquierda’, con el cardenal Mario Grech, secretario general sinodal, propuesto por algunos como un campeón progresista y candidato de ‘contraste’ para hacer que Zuppi parezca más moderado”.

Diplomático y mediador en conflictos complicados

Romano de nacimiento, Zuppi es un clérigo popular entre la juventud. En un análisis de 600 millones de conversaciones en redes sociodigitales que realizó MilenIA, el cardenal registró un 61 por ciento de positividad.

Con piezas de Taylor Swift, Billie Eilish y otros artistas pop, se musicalizan collages audiovisuales para destacan la bonhomía del obispo boloñés, en una página que abrieron sus fans en TikTok.

Nacido en 1955, Zuppi fue el quinto de seis hijos del director de la edición semanal del periódico vaticano L’Osservatore Romano y de una sobrina del cardenal Carlo Confalonieri, decano del Colegio Cardenalicio. Este antecedente parece hacerlo más comprensivo con la prensa.

Este 30 de abril, fue grabado al caminar por la plaza de San Pedro rodeado de turistas y reporteros: “Ya no nos soporta, quizás”, le dijo una comunicadora. “Soy hijo de periodistas, ¿cómo no los voy a soportar?”, respondió apurado pero con sonrisa.

El talante paciente de Zuppi, quien es conocido como el “cura de la calle”, y su capacidad para tratar con actores confrontados lo han convertido en un referente en diplomacia eclesial, reforzando su imagen como un líder conciliador.

Su vocación se empezó a definir a los 15 años cuando, al cursar el bachillerato, conoció a un alumno de mayor edad, el citado Andrea Riccardi, quien fundó la Comunidad de Sant’Egidio, una organización laica católica dedicada al trabajo con los pobres y a la mediación en conflictos internacionales. Su labor se ha centrado en los necesitados, los migrantes, las personas sin hogar, los enfermos terminales, los presos y las víctimas de conflictos, reflejando el énfasis del papa Francisco en las periferias sociales.

Sobre todo, es reconocido por su experiencia en resolución de conflictos, especialmente a través de la “diplomacia paralela” de Sant’Egidio. Así, además de su contribución a terminar la guerra en Mozambique —que duró 17 años—, también participó en procesos de paz en Guatemala, Burundi (en colaboración con Nelson Mandela) e incluso en intentos de diálogo con la organización armada vasca ETA, en 2017.

En 2023, el papa Francisco lo designó enviado especial para mediar en el conflicto Rusia-Ucrania, por lo que se concentró en iniciativas humanitarias como la repatriación de niños ucranianos deportados. En ese año, realizó viajes diplomáticos a Kiev, Moscú, Washington y Pekín, y en 2024 nuevamente a Moscú, destacando con un enfoque dialogante y pragmático. “La paz se construye con pequeños pasos”, declaró en ese proceso, “con gestos de humanidad que abren caminos donde parece que no los hay”.

Al respecto de la ofensiva contra Gaza, pidió un alto al fuego y corredores humanitarios porque, dijo, “no hay futuro en la guerra; solo el diálogo puede romper el ciclo de la venganza”.

Consciente de que el auge de extremas derechas nacionalistas, que se nutren del odio contra los migrantes, podría romper con décadas de paz en Europa, Zuppi destaca las virtudes del paneuropeísmo: “Solo una Europa unida puede preservar el humanismo europeo”, dijo en marzo pasado. “Hoy el mal del nacionalismo se viste de nuevas ropas, en contradicción con el Evangelio”; en su libro de 2019 “Odierai il prossimo tuo come te stesso” (odiarás al prójimo como a ti mismo), propuso abrazar a los que llegan de fuera y señaló las causas fundamentales del rechazo a la inmigración: miedo, individualismo y una falta de voluntad hacia el «Otro» como hermano.

En palabras de Riccardi, la de Bergoglio y Zuppi “es la aventura de dos cristianos pobres, en el noble sentido de la palabra, que llegaron a ser obispos. Muchos se han obsesionado con la imagen de los sacerdotes callejeros. En mi opinión, simplemente tienen la capacidad de leer el Evangelio fuera de las iglesias, de ver lo que sucede a su alrededor y de servir de guía”.

“Debemos soñar”
A los conservadores no les gusta esto. Zuppi es visto con recelo por quienes temen la continuidad de un papado que trató de modernizar a la Iglesia Católica rompiendo cotos de poder y tocando dogmas y costumbres arraigadas.

Los fans de Zuppi lo saben y han hecho videos (uno alcanzó 1.3 millones de vistas en los primeros seis días desde su publicación; otro, 250 mil) para contrastar su buen trato con el mal humor de uno de sus principales rivales de derecha, el cardenal guineano Robert Sarah.

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El cardenal Zuppi se muestra abierto hacia la comunidad LGBTQ+, promoviendo una pastoral inclusiva. En 2018, escribió el prólogo para la edición italiana de “Building a Bridge” (construir un puente), de James Martin, un libro que aboga por un diálogo entre la Iglesia y las personas homosexuales. En él, afirmó: “Necesitamos una nueva actitud pastoral que haga sentir a todos, sin excepción, que son parte de la familia de la Iglesia”. Aunque defiende la doctrina católica que considera los actos homosexuales como “intrínsecamente desordenados” (según el Catecismo), Zuppi enfatiza la dignidad de las personas homosexuales y su derecho a ser acompañadas sin juicios.

En cuanto al divorcio, Zuppi apoya un acompañamiento pastoral para quienes se volvieron a casar, favoreciendo su integración en la vida eclesial, mientras que, en cuanto a interrupción del embarazo, en cambio, el cardenal se apega al rechazo tradicional de la Iglesia.

En una época en la que la juventud se siente en riesgo por todo tipo de amenazas climáticas, económicas y políticas, Zuppi ha hecho énfasis en dirigirse a ella, como en un diálogo en el que participó en la Universidad Católica, en septiembre de 2024, y en el que dijo que “a veces pensamos que ser generadores de esperanza significa dar certezas. Estas certezas son buenas, pero debemos soñar, tener esperanza y transmitir la pasión”.

El cardenal Zuppi llegó a esa institución educativa como cualquier estudiante, en bicicleta. Y como tal se marchó, de regreso a la sede vaticana en la que, si la suerte brilla para él en los próximos días, podría pronto ser ungido primer Papa ciclista.
Foto de Heraldo de Aragón