Mi buen amigo Toño, el cola de caballo, aparte de ser un rojillo de pacotilla y leer desde las ocho columnas hasta los obituarios en La Jornada todos los días en el Café La Habana antes de arrimarse a la oficina, tuvo la gentileza de nacer el 2 de octubre. Yo le digo que por eso su cumpleaños no se me olvida, y no por su forma de ser, pues es la persona más despreocupada y livianita que he conocido. A sus cincuentitantos años continúa conservando ese desprecio por los convencionalismos que lo llevó incluso a amenazarme de muerte cuando me le acerqué subrepticiamente armado con unas tijeras, dispuesto a rebanarle su jipiosa melena: Tú me la cortas y yo te lo corto. Coincidirá conmigo en que ante dicha amenaza todo quedó en empate. Lo recuerdo ahora no sólo porque este jueves estará cumpliendo años (creo que ya casi alcanza a Matusalén) sino precisamente por su osadía de desayunar todos los días en La Habana, legendario café cerca del Palacio de Cobián en Bucareli, y todavía tener el desprecio por las instituciones de llegar lozano y como recién bañado a su oficina a las once y media de la mañana dispuesto a comerse el mundo… hasta las tres de la tarde.
Me lo imagino leyendo su periódico y viendo pasar a los más de veinte mil universitarios que este martes fueron a gritonearle a Osorio Chong para que saliera y comprobar si realmente es tan macho… ¡Saaaal! ¡Sal Silvano Treviño! ¡Sal si eres hombre! El Secretario de Gobernación se levantó de su poltrona, tomó el teléfono rojo y pidió instrucciones al jefe máximo. ¿Qué hago jefe? Tú sal. Pero es que son muchos y ya ve usted que esos del Poli son unos burros. Tú sal ¿qué te puede pasar? Pues nada más que emulen al de la pedrada y me bajen de un guamazo. Tú sal, no le saques, que por algo te escogí, por entrón y fajao. Osorio Chong se voltea a ver a su Subsecretario ¿cómo ves? Dice que salga. Pues ni modo, si quiere lo acompaño. Nada de que “si quiero”, tú te vienes conmigo y te me pones trucha como Kevin Costner… a la primera pedrada te avientas como bodyguard y me sacas cargando. Así lo haré Milord.
Ya estaba a punto de salir Osorio y la gritería se ponía cada vez más feroz. La disyuntiva, dicen los que lo vieron, era salir con saco o sin saco. Con saco le daba caché al asunto, sin saco se le podía ver el Combocuates que se acaba de comer en el Cinépolis y que por las prisas ya no pudo bajar dándole vueltas a una mesa de carambola en el billar La Academia de Don Gabriel Fernández. Señor, yo creo que mejor sin saco. Pues si tú lo dices, te lo dejo aquí y me lo guardas, lo malo es que se me ve la mostaza en la camisa, te dije que no pidiéramos hotdogs. Para su sorpresa, cuando salió, toda la chaviza se volvió estatua de sal y sólo un atolondrado se le puso al brinco: ¡No nos va usted a venir a poner tiempos! No, yo no los pongo, pero ¿qué te parece media hora en lo que voy a darle unas vueltas a mi escritorio para bajar la panza, o mejor dense una vueltecita el viernes?
En la móder, se voltearon a ver los dirigentes estudiantiles… ¿ahora qué hacemos? Jamás pensamos que este mono se fuera a poner así de diligente… susurros… bishu bishu bishu… pues dale el pliego petitorio… susurros… ¡pero si es un pedazo de papel de estraza que el pinche Burro de Adrián utilizó para un chismógrafo!… no importa, tú dáselo, total que ni lo leen, la cosa es no vernos improvisados… cof, cof… señor Secretario, aquí le entregamos el pliego petitorio, léalo con calma y lo negociamos el viernes ¿cómo ve?
Pues jovencitos, por mí no hay purrúm, pero cómo ven si mejor le hacemos como dijo el poeta Fox: hoy, hoy, hoy… en treinta minutos les resuelvo su examen de matemáticas. ¡¡¡Noooo -la gritería- el viernes!!! Bueno, pues hoy no, ni hablar, vayan con Dios y aquí nos vemos el viernes… pero vengan todos otra vez y si pueden un poco más tardecito para que me haga bien la digestión.
Listo señor Presidente. Todo arreglado. Ya los mandé por la sombrita y les pedí que se regresaran por Reforma porque ahí el Sol ya pega de ladito a estas horas, no se nos vayan a insolar.
Así no hay ni cómo aburrirse en México. Me voy al Hay Festival, así que nos vemos hasta la próxima semana. Ahí me cuentan cómo le fue el viernes a Osorio.
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