La organización Transparencia Internacional publica desde 1995 el Índice de percepción de la corrupción, que mide, en una escala de cero (percepción de muy corrupto) a cien (percepción de ausencia de corrupción), los niveles de percepción de corrupción en el sector público de los 175 países participantes.
Consiste en un índice compuesto, que se basa en diversas encuestas a expertos y empresas, obtiene datos de 16 encuestas procedentes de las diez siguientes instituciones: Universidad de Columbia, Economist Intelligence Unit, Freedom House, Information International, International Institute for Management Development, Merchant International Group, Political and Economic Risk Consultancy, la Comisión Económica para África, el Foro Económico Mundial y el World Markets Research Centre.
Como este índice está basado en sondeos, los resultados son subjetivos y son menos fiables en países de los que se extraen menos fuentes o es más compleja la obtención de información veraz.
Además, lo que se define legalmente (o se percibe) como corrupción difiere según la jurisdicción: por ejemplo, una donación pública puede ser legal en unas jurisdicciones pero ilegal en otras; una acción considerada aceptable en un país como puede ser el dar una propina puede considerarse un soborno en otro, por lo que la organización define la corrupción como «el abuso del poder encomendado para beneficio personal».
En su edición más reciente, 2013, el top 10 de países menos corruptos se compone de la siguiente manera:
Dinamarca – 91 puntos
Nueva Zelanda – 91 puntos
Finlandia – 89 puntos
Suecia – 89 puntos
Noruega – 86 puntos
Singapur – 86 puntos
Suiza – 85 puntos
Holanda – 83 puntos
Australia – 81 puntos
Canadá – 81 puntos
Exceptuando la sorprendente calificación de Singapur en el sexto puesto, el resto no debería sorprendernos al ser países reconocidos por su nivel de educación y su alta calidad de vida.
 Por otra parte, la posición histórica de nuestro querido México durante los últimos diez años (2003-2013), ha sido alarmantemente negativa en cuanto a ranking, no tanto al puntaje en sí, al mantenerse relativamente estable a través del tiempo.
2003 – 64° lugar – 36 puntos
2004 – 64° lugar – 30 puntos
2005 – 65° lugar – 35 puntos
2006 – 70° lugar – 33 puntos
2007 – 72° lugar – 35 puntos
2008 – 72° lugar – 30 puntos
2009 – 89° lugar – 32 puntos
2010 – 98° lugar – 31 puntos
2011 – 100° lugar – 30 puntos
2012 – 105° lugar – 34 puntos
2013 – 106° lugar – 34 puntos

El análisis histórico nos deja una conclusión preocupante, no es que la percepción de la corrupción en nuestro país haya aumentado o disminuido, sino que a través del tiempo se ha quedado estancado en un nivel entre los 30-36 puntos pero que a nivel de ranking nos hemos ido rezagando en comparación a otros países latinoamericanos y del resto del mundo.
Lo preocupante no es que nos superen ampliamente tanto en ranking como en puntaje países como Uruguay (19°, 73 puntos), Chile (22°, 71 puntos), Dominica (41°, 58 puntos), Costa Rica (49°, 53 puntos), Brasil (72°, 42 puntos), Jamaica (83°, 38 puntos), Colombia (94°, 36 puntos), sino el hecho de que nuestro país ha sufrido en los últimos 10 años un estancamiento en sus esfuerzos por disminuir, controlar y mitigar el cáncer que supone a la sociedad y economía, la corrupción.
Y a como pintan las cosas, se ve difícil un cambio sustancial en el corto y mediano plazo.
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