Leemos un tuit del Santo Papa por el cual no podemos evitar reflexionar, dice Francisco, sin estigmatizar: «No hay pecado que Dios no pueda perdonar. Basta que pidamos perdón», y sí, esa es una ley celestial de la iglesia, pero aquí en la Tierra es otra cosa. Hay «pecados» que, como suele decir el pópulo cuando se ve agraviado: «Que te perdone Dios, porque yo no…», y más vale que no se nos olvide eso ante crímenes tan execrables como el de Iguala. Una cosa es la justicia divina y otra cosa es la justicia terrenal. Lo de Dios a Dios y lo del césar al césar, ojalá no lo olvidemos.