Son voces muy minoritarias las que plantean la necesidad de reformar la manera de entender e interpretar el islam, para adecuarlo a la realidad de este siglo. Esos sectores son conscientes de las dificultades que enfrentan, pero están dispuestos a dar la lucha. Invitan a un debate que permita avanzar hacia el siglo XXI en lugar de regresar al siglo VII, en el que el eje central es la revaluación del profeta y del Corán.

La musulmana somalí Ayaan Hirsi Ali (Mogadiscio, 1969), profesora de Harvard, en un artículo publicado en El País (12.04.15) plantea el propósito de los reformadores, que “el islam coexista con la modernidad, para que los estados islámicos coexistan con otras naciones en este planeta cada vez más pequeño y sobre todo, para que decenas de millones de musulmanes creyentes prosperen en sociedades occidentales…”.

Y añade que “los musulmanes de a pie están listos para el cambio. El camino que queda por delante será duro e incluso puede que esté manchado de sangre. Pero a diferencia de anteriores oleadas reformadoras que zozobraron al impactar contra el monolito del poder político y religioso, en la actualidad es posible encontrar una hermandad de gente que desea la separación de la religión y la política en el mundo musulmán”.

En su libro Reformemos el islam (Galaxia Gutemberg), Hirsi propone cinco tesis, a la manera de las 95 de Lutero, que son: 1) garantizar que Mahoma y el Corán se presentan a la interpretación y la crítica; 2) dar prioridad a esta vida, no a la vida después de la muerte; 3) limitar la sharía y poner fin a su preponderancia con respecto a la ley seglar; 4) poner fin a la práctica “ordenar lo que está bien, prohibir lo que está mal”; 5) abandonar el llamamiento a la yihad.

El reformador Tawfik Hamid (Egipto, 1961), que hace 35 años perteneció a la misma organización de Ayman Al Zawahiri, ahora el número uno de Al Qaeda a la caída de Osama Bin Laden, propone que el Corán debe de estar sobre todos los otros textos, en particular el que reúne los hadices, los dichos del profeta, trasmitidos por intermediarios. Éstos son los que aceptan la lapidación de las mujeres y matar a los apóstatas. El Corán, dice, es un texto contradictorio que se presta a interpretaciones violentas, pero es posible destacar sus aspectos pacíficos.

En la versión de Hamid, que ahora vive en Estados Unidos, las mezquitas y escuelas coránicas del siglo XXI deben rechazar “el asesinato de los apóstatas, golpear y lapidar a las mujeres, matar a los judíos o llamarlos cerdos o monos, declarar la guerra a los no creyentes, esclavizar a seres humanos” (El País, 14/04/2015). De lo que se trata, asegura Hirsi Ali, es que con las reformas el islam se refuerce y “permita que los musulmanes puedan vivir en armonía con el mundo moderno” y añade que quienes atentan contra el islam son precisamente quienes pretenden regresarlo al siglo VII.