«Un gobierno exitoso en esta era requiere, ante todo, ser funcional. John Stuart Mill lo dijo en su brillante manera: «El progreso incluye el orden, pero el orden no incluye al progreso». El sistema fue bueno para el orden pero, en las últimas décadas, malo para el progreso. Si México quiere progresar tendrá que llevar a cabo una reforma del sistema de gobierno, que, en su esesncia, es una reforma del poder». Sin eso no habrá orden ni progreso que, por sonar porfiriano, no deja de ser cierto. Antes parecía imposible cambiar la ley, hoy las reformas parecen fáciles. Pero sólo serán realidad cuando se implementen, es decir, cuando se gobierne. Todo el resto es ficción». Lo comenta Luis Rubio en «Reforma».