«En una pequeña farmacia del pueblo entra una mujer y dice: -¡Por favor, quiero comprar arsénico! -No puedo venderle eso. ¿Cuál es su finalidad? -¡Matar a mi marido! -Mucho peor, para ese fin no se lo puedo vender.. La mujer abre su cartera y extrae una foto del marido haciendo el amor con la mujer del farmacéutico. -Ahh, bueno, con receta es otra cosa… «. Lo escribe «el religioso» Rafael Castillo Pratz en el Facebook.