«Vaya que política la forma es fondo. Quien no lo crea que le pregunte al equipo de José Antonio Meade que se quedó con la cara de what a la hora de ejecutar la parte que le tocaba en los enroques en el gabinete. El ex-canciller le entregó personalmente la oficina a Claudia Ruiz Massieu, la presentó con miembros del Servicio Exterior y se ocupó de armar una transición ordenada. pero cuando llegó a la Sedesol la recibieron con la noticia de que la ex-titular de esa secretaría, Rosario Robles, ya se había ido a la Sedatu… y sin decir adiós. Así es que a Meade le tocó correr el proceso- de entrega recepción- con un subsecretario y el Oficial mayor. Por lo visto el semblante serio de la ex-perredista en el acto en que se anunciaron los cambios en Los Pinos no era por lo solemne del momento, sino por la muina que traía». Lo comenta F. Bartolomé en «Reforma»