El miembro de la pareja que permanece en vigilia escuchando los gargarismos del durmiente, suele implementar mecanismos de sobresalto parta lograr que el otro despierte. Hay algunos muy sofisticados, por ejemplo aplaudir, que puede ir desde una palmada, hasta la ovación cerrada como si se tratara del final de un concierto de trombones. Hay quien se ha atrevido a encenderle en pleno rostro una lámpara de siete pilas al apreciable roncador; o ya una situación extremoa, disparar una pistola al aire». Lo comenta Magno Garcimarrero en el «Newsver» de Orlando García Ortiz.