Un agarrón nos dimos la mañana de ayer la mujer y yo. El motivo: Un Día sin Auto. Quería irse en Transporte Público y yo me ofrecí a llevarla en la moto. Al final, se impuso la lógica, la razón, el buen entendimiento, ¿y por qué no decirlo? La autoridad de quien manda en casa… y se fue en bus.

También yo hice mi parte en este día… bueno, realmente no tanto porque apoye esa iniciativa de un Día sin Auto, sino porque para colmo de males, la moto no me arrancó… se ahogó hasta que hizo ¡glu-glu! y decidí caminar al punto de reunión que quedamos con unos amigos.

II

Hace varios días, expresé mi beneplácito porque el alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, había hecho suya la propuesta de unos estudiantes de la UV que demandaban un puente peatonal a la altura de la USBI y la Zona Universitaria. La cereza de la obra, anunciaban las autoridades municipales, era que además de peatonal, sería para ciclistas.

Pues mi algarabía me la enfrió un correo que recibí de una arquitecta que me recomendaba que leyera la Carta Mexicana de los Derechos del Peatón, link que pongo a su consideración: www.ligapeatonal.org

Me encontré con un sinfín de puntos interesantes que transcribo para ustedes, como por ejemplo el número 3, que dice que “la infraestructura urbana debe estar diseñada y hecha principalmente para las personas, a escala de las personas y para usarse a la velocidad de locomoción humana, antes que de los vehículos”.

Me acordé de las banquetas de Úrsulo Galván donde sencillamente el transitar de una persona o alguien con silla de ruedas es imposible… pero también recordé una serie de letreros que en esa calle han puesto los vecinos en contra de la ampliación de sus chiqui-banquetas que no alcanzan el metro de ancho en algunos tramos… si no es que toda la avenida.

III

En el punto 5 me llamó la atención la sugerencia de limitar la velocidad urbana: “En vialidad primaria, la velocidad será de 50 km/h máxima; en vialidad secundaria, 30 km/h y en calles de tránsito mixto, en centros históricos, centros de barrio y sitios donde se concentre gente, la velocidad máxima será 20 km/h y los conductores de vehículos deberán estar atentos al cuidado y protección de los peatones, sin ejercer presión alguna”.

En Xalapa pegaron el grito porque les parece lento ir a 70 km/h sobre la avenida Lázaro Cárdenas… con estas medidas ¡sería alarido!

IV

Es el punto 7 que motiva a la arquitecta (de quien me reservo su nombre porque no acordamos ni omitirlo ni publicarlo) a que revalorice mi algarabía por el Puente de la USBI. Este punto dice así: “Los puentes o túneles peatonales son infraestructura para el automóvil y a la medida de éste ya que le facilita su flujo continuo e impone un esfuerzo adicional a los peatones; no es infraestructura para las personas ni a escala de las personas.

“En vías semaforizadas en zona urbana, los cruces peatonales a desnivel son inaceptables y nadie debe ser juzgado ni discriminado por evitar o rechazar su uso, y buscar opciones de cruce a nivel.

“La ciudad tiene obligación de ofrecer al peatón alternativas seguras para el cruce de calles a nivel. Únicamente para cruzar vías rápidas de acceso controlado será tolerable tener pasos a desnivel, con elevador, cuyo costo es mínimo en proporción al costo de la infraestructura que se está librando.

“La ciudad debe dotar alternativas seguras para cruzar las calles a nivel”.

V

Caminé la avenida Lázaro Cárdenas hasta llegar a Plaza Cristal. El primer obstáculo que tuve antes de subir al puente peatonal fue su propia estructura, que se comió parte de la banqueta la que además es usada como establecimiento para vendedores “ambulantes” de diversos artículos, lo que hace que se reduzca el área del peatón.

Al ascender, la estructura del pasamanos a mi derecha, se tambalea, sin contar que mi calzado patinaba; quizás porque el laminado perdió sus protuberancias y ya casi es plano y otro poco, por el material de mi suela. Al llegar arriba, más vendedores ambulantes y se reduce el espacio en un tramo del cruce. Al otro extremo, más vendedores ambulantes.

El puente para personas con capacidades diferentes o de la tercera edad realmente es grotesco. Sus rampas, lejos de ayudar, implican tiempo y esfuerzo.

VI

He escrito y si no, quizás lo soñé, pero tengo la percepción de que el peatón dejó de ver a un conductor cuando intenta cruzar la calle, para observar un vehículo. Calcula distancia, tiempo, oportunidad, y se avienta corriendo a cruzar la calle. Sí, no hay contacto visual del peatón con el conductor. En el caso del conductor, igual tengo la percepción que el espacio visual de la persona detrás de un volante se reduce a menos de 45 grados enfocado al vehículo de enfrente. La mirada quizás se desvíe un momento cuando ve los retrovisores, pero en su mente, el peatón no existe porque nuestra ciudad se ha convertido en una urbe para carros donde no existe la gente de a pie.

¿Ha visto que funciona mucho mejor el 1×1 entre carros que la cesión del paso al peatón?

No sé… mi algarabía por un puente peatonal menguó… pero sería más interesante conocer la opinión del alcalde Américo Zúñiga respecto a esta posición de la www.ligapeatonal.org y sobre todo, qué dicen los consultores Gehl Architects respecto a este puente…

¡Ah! y sobre la mujer que prefirió usar transporte público, haciendo cuentas: Si el boleto vale 9 pesos y son 18 de ida y vuelta, a la semana son 90 y a la quincena, 180, contra los 500 de gasolina que se gasta en quince días… ¡mamacita, te vas en bus de ahora en adelante!

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