La noche anterior a la fecha en que don José Iturriaga Sauco recibiría la Medalla «Belisario Domínguez» otorgada por el Senado de la República, hace ya más de 13 años, Adofo Mota Hernández se la pasó pegado a la computadora , escribiendo el discurso que don Pepe le dictaba, hasta que este quedó terminado. Al día siguiente, ya en camino al Senado, don Pepe expresó: «no me gustó el párrafo tercero de la cláusula quinta, así que vamos a cambiarlo». Le solicitó a dos de sus acompañantes que fueran con Mota a una de oficina de la Cámara Alta a efectuar la modificación, uno de ellos era Rodolfo Echeverría. Cada quien se fue por su lado, y se vieron en el lugar señalado. Ya instalados, empezaron a hacer la modificación al discurso. Adolfo Mota sentado frente a la computadora, empezó a escribir el dictado de Echeverría y le encargó a la tercera persona que estaba acompañándolos, que metiera papel a la impresora y que por favor lo hiciera rápido porque estaban cortos de tiempo. Esta persona, muy diligente, lo hizo, preguntándole Mota a Echeverría ¿Quién es este señor? respondió Echeverría: es Carlos Slim.. «Ah, chingaus», expresó Mota.