Discordia, divisionismo y vedetismo, es lo que se vive al interior de la bancada de los diputados federales del Verde Ecologista. No son muchos, apenas 43 diputados, 25 de mayoría relativa y 18 de representación proporcional, pero son los suficientes para ser el fiel de la balanza; los votos suficientes para que una iniciativa pase o no pase. No por nada la alianza PRI-Verde está fuera de toda discusión, y es algo que se da por sentado, porque les ha redituado muy bien a los priístas, pero sobre todo a los del Verde.

Los verdes son los verdaderos ganones por las canonjías y los repartos de recursos que los tienen, incluso, con un suspirante de mucho peso y de posibilidad real de estar encartado para la contienda presidencial en el 2018 en la figura de Manuel Velasco Coello, quien mantiene una dispendiosa presencia en medios de comunicación y revistas rosas, e incluso ya tiene también a su esposa actriz. Desde el sur el Verde está levantando un entarimado que le dará la fortaleza suficiente para competir, o cuando menos para negociar todos, pero todos los espacios que deseen.

Bajo ese tenor, lo que más se aprecia del Verde no son sus propuestas ambientales –que ya no son siquiera ganadoras de votos- sino, su camaleonismo acomodaticio. En la primera década de este siglo, vendió caro su amor al PAN, y juntos lograron sacar al PRI de Los Pinos (¿a alguien le queda duda con esto de la fuerza que representa el Verde?) pero supieron ver a tiempo para dónde se movían las aguas y ahora son uña y mugre del PRI. Tienen un “timing” político que ya lo quisieran los priístas.

Eso sí, aceptan de todo y no se andan con remilgos. Ahí caben todos, expriístas, priístas en activo (disfrazados), experredistas, expanistas, Juniors adinerados de políticos activos (de preferencia) o relegados. Se podría decir que ese partido es una pradera vasta y abundante, y que podría crecer exponencialmente sin ninguna complicación. Total, no tienen ideología partidista pero ¿eso a quién le preocupa? Los demás partidos tampoco.

¿Por qué no crecen? ¿Por qué se mantienen en esos números porcentuales? Por el protagonismo, el vedetismo y el vender caro su amor… ¡Incluso a ellos mismos! Son tantos los problemas que se generan que les resulta demasiado complicado mantener la unidad y la cohesión, y los coordinadores parlamentarios tienen que luchar denodadamente para que no se roben a sus afiliados otras fracciones como la del PRI. El diputado federal Javier Herrera Borunda, Vice Coordinador del Grupo Parlamentario del Partido Verde, y por ende con “ascendencia” sobre los diputados verdes veracruzanos, vive en capilla pues sus gallinitas cada que pueden amenazan con salirse del corral.

¿A dónde se irían se preguntará? A donde sea, pero donde les den y aterricen sin problemas los recursos. El último de estos arrebatos se presentó durante la votación del Presupuesto de Egresos de la Federación 2016, pero no crea que se dio porque a los distritos que representan Cirilo Vázquez Parisi; Edgar Spinoso Carrera y Miguel Ángel Sedas Castro, fueron tratados mal en la asignación del dinero ¡No! El problema se dio porque el PEF 2016 contempla un reparto de recursos por 10,000 millones de pesos que serán distribuidos a los 500 diputados; 20 millones de pesos a cada uno, que serán “para obras” y que tendrán “fuertes candados” para evitar la discrecionalidad y el respectivo diezmo.

Esos recursos sin ningún problema serán asignados a los diputados. Los del PRI obviamente ya están contando con ellos, los del PAN no tendrán remilgos en aceptarlos, los del PRD ya deben estar salivando, los del MORENA como son muy coherentes a lo mejor los donan a universidades o instituciones de salud pública… pero cada quien disponiendo de sus veinte millones de forma individual. El problema se dio en el Verde, pues consideraron las altas esferas que no se repartirían 20 mdp para cada quien, sino que mejor se haría una buena bolsa “para lo que se ofrezca”… y ahí fue donde reventó Miguel Ángel Sedas Castro, diputado federal por Huatusco del Partido Verde, quien anteriormente, en la LXIII Legislatura Local, ya había sido diputado por Huatusco pero por Nueva Alianza; pues no le iban a asignar directamente el recurso a él.

Fue tanta la molestia de algunos diputados del Verde que varios ya habían realizado y firmado sus cartas de adhesión al PRI –allá sí darán el recurso, decían-. Y con esa amenaza negociaron al interior del Verde. La tempestad pasó y todos se quedaron tranquilos… o mejor dicho, casi todos, porque Miguel Ángel Sedas Castro no, y en un acto de vedetismo votó en la autorización del PEF: ¡pero en contra! Inmediatamente las alarmas se encendieron pues era el único diputado federal veracruzano (de la camada PRI-VERDE) que había votado distinto. Javier Herrera Borunda como galgo atravesó el salón del pleno, lo arrinconó, lo presionó, negoció, y al final logró que Miguel Ángel Sedas “se abstuviera”, cambiaron el sentido del voto en la pizarra y hasta ahí. Al parecer el affaire terminó, aunque haya voces que digan que gracias a él fue que entraron los que protestaron durante el V Informe de Javier Duarte ya que desde adentro les dieron las pulseras para el acceso, pero eso sólo es un rumor.

Por eso el Partido Verde no crece, porque como partido medianamente importante le dan siempre un amplia y vasta tajada del pastel, incluso tal vez mayor a la que se merecen, y con ese poder luego viene la discusión, el jaloneo, la amenaza de la estampida. Ante eso no hay voces con autoridad y peso, ni negociadores, ni coordinadores, ni vicecoordinadores que valgan. Javier Herrera Borunda tiene frente a sí un enorme reto, que es salir avante en esa piscina de tiburones y terminar su encargo con el mismo número de diputados veracruzanos del Verde con los que comenzó. Su futuro político depende de eso y su paso triunfante a la lista de exitosos Juniors del Poder, también.

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