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Uno de los errores más comunes de los seres humanos es ver los eventos de su entorno como situaciones aisladas en lugar de pensarlos como parte de un todo. La corrupción, la violencia y la desinformación comparten elementos en común con la igualdad, la paz y la libertad. El origen de todo está en la educación, en la formación que pequeñas mentes curiosas reciben no sólo en las escuelas sino también en el hogar.
El problema es ¿cómo educamos?, Frente a la educación de un niño esperaríamos que tuviese las condiciones idóneas para su desarrollo, somos conscientes de cuanto le afecta el entorno, de lo necesario de una educación emocional, la preparación constante y generar en él una capacidad crítica propia, un interés que lo haga buscar más. Pedagógicamente se busca que los estudiantes piensen por sí mismos, que como dice Paulo Freire desarrollemos una pedagogía de la pregunta en vez de basarnos en una de la respuesta, que el conocimiento sea la puerta de la libertad.
Catedráticos como Adela Cortina han mencionado la diferencia de indoctrinar y educar, haciendo hincapié en que se debe hacer que el alumno por medio de los aprendizajes adquiridos desarrolle el pensamiento autónomo y decida libremente, despertando en él la necesidad de nuevos conocimientos. Para Fernando Savater “la educación basada exclusivamente en la memoria es reductiva y puede ser tiránica”, de nada sirve repetir infinidad de veces fechas cívicas, tablas de multiplicar o reglas ortográficas si no se comprenden. La memoria es necesaria para desarrollar la inteligencia, al igual que la disciplina para aprender, porque no se puede enseñar pensando que todo es juego.
Si queremos un futuro mejor, un mundo ideal para las generaciones futuras, ¿por qué se hacen recortes a los presupuestos de educación?, es muy fácil hablar de reformas educativas, del cambio que requieren las escuelas, de que es un delito cobrar cuotas a los alumnos, pero pocos hablan de la situación de las instituciones públicas. Nos preocupamos porque nuestros hijos aprendan y creemos que esto es tarea exclusiva del maestro, más no pensamos en la importancia que tienen los educandos para una buena educación.
La manera en que se planteaba la reforma educativa tiene un punto en el que debemos profundizar, en 2013 el entonces secretario de Educación Pública Emilio Chuayffet se reunió con el filósofo Fernando Savater quien señalaba que las reformas debían estar encaminadas a recuperar y prestigiar la figura del maestro, brindándoles la mejor preparación posible y reafirmar su papel social.
Este fin de semana fueron evaluados más de 45 mil profesores de todo el país, quienes en 4 horas debían responder más de 100 preguntas, algunas con errores de sintaxis y fuera del contexto en el que laboran. si pensamos en la evaluación ideal de un niño hemos de darle previamente los conocimientos necesarios, la prueba es para evaluar su desempeño y posteriormente reforzar el aprendizaje de esos puntos débiles, para ello de manera idílica procuramos que el niño esté tranquilo, haya comido bien, tenga suficiente luz y se sienta cómodo. ¿Nos preocupamos de la misma forma por quienes tienen a su cargo la formación de nuestros hijos?
La evaluación docente se llevó a cabo en medio de amenazas, con las sedes rodeadas de elementos de la Policía Federal, algunos incluso arribaron golpeados por los mismos enfrentamientos suscitados fuera de las instalaciones, otros debían trasladarse más de 8 horas para poder presentarlo. Es cierto que la evaluación es necesaria, pero ésta debe realizarse considerando el contexto, sus metodologías, el ambiente y el dominio de conocimientos. No podemos aplicar el mismo examen a los 45 mil maestros si su ámbito de trabajo es totalmente distinto, porque no esperamos que su enseñanza sea la misma, al contrario lo idóneo es que adapten el conocimiento al entorno de los alumnos para generar un mejor desarrollo.
No podemos generalizar diciendo que los maestros son flojos, prueba de lo contrario es que aún en condiciones de estrés para cualquier persona la mayoría de ellos se presentó a responder su evaluación. Considero que esto habla de una conciencia de la necesidad de mejora en la educación, existe la disposición por aprender, hacen falta los elementos para ello. Si queremos desarrollar una educación abierta, que realmente contribuya a un crecimiento en el País, debemos preocuparnos porque quienes la brindan tengan una excelente preparación tan pedagógica como la que esperamos den en las aulas.