Caritas felices –en apariencia o por un ratito-, sonrientes, ojitos enormemente abiertos a la fugacidad de la compradera, días de descuidos y abandonos en el consumismo consumados, antenitas alertas a la rapacidad, ya mañana serán otros tiempos. Mientras, a la chingada el espíritu moribundo de todo el año que por fortuna está pasando. Pronto vendrá el año nuevo y con él nuevos bríos, ímpetus, esperanzas para conseguir un mendrugo de pan contaminado pero requeté peleado por el deliro de sálvese quien pueda. A poco días de terminar el 2015, ¡ay, nanita, lo que viene! ¿Qué viene? ¿Lo que no hemos podido construir mucho menos conservar para sobrevivir?

Pero Javier decía, en junio de 2010, que “ser joven no es ser inexperto. Ser joven significa, principalmente, ser transparente y limpio, no tener cola que te pisen. Al contrario, es ganar, demostrar resultados, capacidad y compromiso con la sociedad”. Luego dijo: “Desde mi apreciación personal considero que Fidel Herrera tiene mucha cuerda por delante, va a seguir desarrollando como político diferentes acciones, es un hombre muy capaz, trabajador, tenaz, y por ello creo sin duda va a tener un futuro muy prominente en el actuar político, no creo que su vida política concluya al término de su administración”. Posteriormente mencionó Javier: “…no creo en la cacería de brujas, pero tampoco se ocultará nada. Como secretario de Finanzas siempre estuve pendiente de las auditorías, del Orfis, de la SFP, de la Legislatura. En general, creo que vivimos en una caja de cristal donde lo único que no se sabe es lo que todavía no ocurre”.

Con razón Mark Twain decía que “el 28 de diciembre nos recuerda lo que somos durante los otros 364 días del año”. Bueno, también a muchos nos entristece la temporada decembrina, porque es cuando más la tristeza se pone demasiado triste que ni siquiera puede andar.

Pero Javier decía, en marzo de 2010, que “cada persona que no encuentra el camino para desarrollar su potencial pleno significa una derrota para todos, por ello no puedo sino empeñar mi mayor esfuerzo para responder a quienes no han podido encontrar la esperanza y el camino del bienestar”.

A propósito de esta época navideña, recuerdo que un niño le preguntó a su papá: “Papá, ¿qué me vas a regalar este año?” Y el papá le contestó: “¿Qué te regalé el año pasado, hijo?” El niño le dijo: “Un globo”. Y el papá bien ilusionado le dice: “Pues este año te lo inflo”.

¿Por qué no olvidamos los años viejos?

De cinismo y anexas

Del famoso “tuiter” me encantan las joyitas literarias, como las que he encontrado de vez en cuando. Ricardo Bada, en su artículo “Brevísima antología de la tuiteratura”, nos comparte las siguientes:

Enamorarse es grave. No lo digo yo, lo dice la ortografía. (@Inefable)

Mi reloj de arena se detuvo y anda ahora de incógnito en la playa. (@josetenene)

¿De quién es esa boquita? ¿De quién esos ojitos? ¿De quién esas manitos? Qué desorden en esta morgue… (@GotadeCafe)

Debe ser devastador llevar a tu pareja el desayuno a la cama y encontrarla con otra persona y que no hayas hecho café suficiente para tres. (@HugoBonet)

Me dejaron plantada. Con la consecuencia lógica: florecí. (@anacrisrestrepo)

Prefiero darte las nalgas y saberme puta, que darte el corazón y saberme pendeja. (@dimecarlota)

Mi supervillano favorito es Dios. (@Boris_Grushenko)

Soy tan ecológica que voy a reciclar tu recuerdo. (@todoalnatural).

Por lo pronto, ahí se ven.