¡No tan solo han llegado los tiempos políticos a Veracruz, sino que también y con ellos, muchas definiciones!
Fácil no ha sido lograr el momento de las decisiones de quién será el candidato, el haberlo decidido fue por demás complejo, incierto y con un daño que en mucho pude ser irreversible ante la falta de sensibilidad.
Tendremos que empezar por reconocer que a Héctor se le complicó en grado superlativo ser el abanderado, ojala que las traiciones no lleguen.
El complicado proceso de selección, producida por quienes optaron por ser obstáculo y no unidad, sin embargo, es entendible si partimos de que el quehacer político exige vigencia en lo personal a costa de lo que sea, ¡así es la moral en la política!
El caso es que el candidato no la tiene fácil, debe saber o tiene que saber, que el rechazo al PRI es en mucho generalizado en gran parte de la sociedad, ya producto del hartazgo de años y años y por la falta de acciones de gobierno en que apoyen sus discursos los candidatos y que además, sirva de ejemplo de buen gobierno y de referencia obligada de trabajo político.
¡Lamentablemente, no hay nada en ese tenor que ayude a Héctor!
Los priistas, los de a pie, pero con esencia, estamos preocupados y a partir de ahora, ocupados en hacer que el partido, ¡gane!
Eso es compromiso ético y moral, además de político, y en ese contexto, es obligado que el candidato así lo exija, incluso, a sus adversarios pero a la vez, correligionarios.
El compromiso es de todos, si el PRI pierde no tan solo pierde Héctor, perdemos todos, candidatos, militantes y simpatizantes, por lo tanto, es momento de que todos nos alcemos la mano al unisonó en torno a la única figura que importa, ¡Héctor!
Las cosas por no ser fáciles, necesitan imaginación, y es ahí donde se requiere la creatividad para llevar una campaña sin confrontaciones, pero también reconociendo que las cosas no se hicieron bien en los últimos años y que la corrupción, quizá el más señalado de los hechos de gobierno, en donde no se ha sancionado a nadie aun sabiéndose públicamente de que los nuevos ricos ya olvidaron la pobreza de sus paisanos, y eso, el candidato está comprometido a castigar objetivamente.
¡No hay opción!
Sí ganamos, ganamos todos, sí perdemos mal le irá a muchos.
Valente.guerrero@nullgmail.com