Cuando de análisis político se trata debemos de ser lo más objetivo posible porque si nos dejamos llevar por el subjetivismo corremos el riesgo de no ser imparciales como suele suceder en muchas ocasiones.
De acuerdo con algunos politólogos el análisis político es una subdisciplina de las ciencias sociales en general y de la Ciencia Política en particular que se encuentra sometida a diferentes presiones. Por una parte, necesita reivindicar su especificidad, toda vez que a menudo tiende a ser confundida con el sano ejercicio de opinar de manera cotidiana sobre la coyuntura política, hábito necesario y consustancial al ejercicio de la ciudadanía, pero metodológicamente diferente del análisis político.
En esta colaboración trataré de ser sobre todo específico en el análisis circunscribiéndome al campo que nos atañe sin involucrarme en otras áreas que no tienen que ver con la política pura.
En Veracruz como en México o cualquier país del mundo el poder siempre ha estado en pugna por las diversas corrientes que a toda costa tratan de imponer sus criterios y, fundamentalmente, sus intereses.
Los veracruzanos tenemos fama de ser muy “grillos” o sea que nos gusta mucho la política, quizá porque de alguna manera, u otra, siempre hemos estado en el ojo del huracán cuando de buscar el poder se trata, sobre todo esto pareció ser evidente cuando dos notables políticos veracruzanos fueron presidentes de la República en sucesión: Miguel Alemán Valdés y Don Adolfo Ruiz Cortines con posibilidad de que otro veracruzano también se pusiera la banda tricolor como fue el caso de Don Ángel Carbajal, pero el mismo Don Adolfo, mesurado como era, expresó que ya eran muchos veracruzanos.
Actualmente en Veracruz la disputa por el poder ha estado sumamente caliente en los últimos tres sexenios, sobre todo por los intereses encontrados entre los protagonistas y en donde uno de ellos ha jugado un papel preponderante por su característica belicosa, por apasionada, como es el caso de Miguel Ángel Yunes.
Miguel Ángel no ha querido ser gobernador tres veces, lo cual es legítimo, sino que es la cuarta ocasión en la que se apunta, aun cuando en la primera oportunidad se quedó con el bate al hombro, porque siendo presidente del PRI y gobernador Patricio Chirinos, las cosas no le salieron como las había calculado, perdiéndose por primera vez, para el partido en el poder, la ciudad de Xalapa y muchos otros municipios en el estado, viéndose obligado por las circunstancias a renunciar a la presidencia.
En las dos últimas contiendas su enemigo a vencer lo fue Fidel Herrera Beltrán, por problemas sumamente personales, de lo que ya ha corrido mucha tinta y saliva, de lo cual no me ocuparé para no caer en el chisme barato.
Es importante señalar que en esta última transición se enfrentaron dos corrientes al interior del partido hegemónico, una, la que está en el poder, y que se identifica con la de la fidelidad y la otra representada por dos de los yunes ampliamente conocidos y que está por demás nombrar. Es obvio que resultó triunfadora esta última, fundamentalmente por todo lo que está ocurriendo en el estado, que se encuentra en una situación caótica, por la inseguridad que se padece y el desastre económico que se vive, y les juro que no estoy descubriendo el agua tibia ni el hilo negro, ya que esto es sabido por tirios y troyanos.
Ahora bien, una vez derrotada la corriente de la fidelidad y triunfadora la de los yunes surgió el tercero en discordia, no siendo una sorpresa para nadie, pues desde muchos atrás ya se veía venir por estar siempre en el candelero de la política veracruzana con un hijo senador y otro presidente municipal.
Miguel Ángel, igual que Héctor, es una persona inteligente, los dos fueron excelentes estudiantes, y es tan inteligente y astuto que con todo lo que aprendió en el PRI, ahora tan denostado por él, ha sabido manipular al PAN a su antojo y de acuerdo a sus intereses, confirmando así, dígase lo que se diga, que la mejor escuela política, para bien o para mal, según como se vea el vaso, es el Partido Revolucionario Institucional, a tal grado que los demás partidos generalmente vencen al tricolor con los mismos cuadros políticos que se han forjado en su interior y ejemplos sobran.
Comparando a ambos contendientes, como se dice en el argot boxístico, kilo por kilo, ambos tienen los elementos necesarios para hacer una buena campaña, respetando las formas, sin llegar a una confrontación estéril, sobre todo sin olvidar los lazos de sangre que los unen.
A los dos los conozco desde mi época estudiantil y curiosamente sus primeros pininos políticos-estudiantiles, si la memoria no me traiciona, los hicieron en un grupo que fundamos varios amigos llamado Frente Renovador Estudiantil Veracruzano (FREV) con la única diferencia de que ellos pertenecieron a la tercera o cuarta generación, pues les llevo como cinco años de diferencia.
Ya en la política partidista inicial recuerdo a Héctor como dirigente juvenil del Movimiento Nacional Juvenil Revolucionario y a Miguel Ángel como dirigente de la CNOP estatal.
Héctor tiene a su favor que su trayectoria política ha sido sin mayores altibajos, tranquila y sin grandes problemas, siendo leal a su partido a pesar de que las circunstancias no siempre le han sido favorables. Tiene una buena educación académica y nunca se ha visto inmerso en escándalos mediáticos.
Miguel Ángel por su parte siempre ha sido ave de tempestades y se ha visto involucrado en varios escándalos nacionales de los cuales ha salido bien librado, hasta ahora, por angas o por mangas.
Miguel Ángel a lo único que le apuesta es a explotar la inconformidad y descontento que existe en Veracruz, pero a eso le apuestan todos los demás candidatos que tienen poco o nada que ofrecer.
A Héctor nunca se le ha acusado de enriquecimiento inexplicable como a Miguel Ángel y tiene una estructura política propia que ha trabajado durante más de 10 años a lo largo y ancho del estado y cuenta también con la estructura que Pepe Yunes ha venido armando durante muchos años por lo que considero que los vientos le son favorables. Falta poco para saberlo.