CENTENARIO LUCTUOSO DE HENRY JAMES (II).

 

Una de las novelas más celebres del escritor Henry James, es sin duda alguna, Otra Vuelta de Tuerca, la cual fue publicada en el año 1898. La novela se ha convertido en una lectura insoslayable e incluso ha sido llevada en varias ocasiones a la escena cinematográfica, la obra se ha traducido a un sinfín de idiomas, en general, Otra Vuelta de Tuerca es un verdadero clásico de la literatura universal.

El primer comentario que se puede hacer sobre la novela, es que estamos ante una obra de misterios y enigmas, la estructura narrativa en que se cuenta la historia es lineal, es decir, el lector no tendrá complicaciones en identificar a los personajes, ni mucho menos sufrirá en los tiempos y formas en que es contada la trama, sin embargo, desde la pequeña introducción que antecede a los XXIV capítulos que integran la novela, el lector quedará atrapado en un suspenso y no renunciará a él hasta conocer el final de esta misteriosa novela.

En la obra conoceremos a cuatro personajes reales, vivos, junto a ellos aparecerán dos fantasmas o almas en penas, una de las grandes preguntas que se van formulando al momento que se está realizando la lectura, consiste en: ¿Sí realmente los fantasmas existen o son imaginaciones? Por supuesto que entre más se lee, más suspenso habrá, y surgirán muchas preguntas más, por ahora me permitiré hacer una breve presentación de la historia.

Toda la trama se desarrolla en una casona en Londres, Inglaterra, en esta amplia casa viven dos niños llamados Flora de ocho años de edad y el niño Miles de diez años, Flora y Miles son hermanos huérfanos, quien se hace cargo de su manutención y educación es su tío, en la historia el tío nuca convivirá con los principales personajes, de hecho él lo único que hace es contratar a una Institutriz para que se haga cargo de sus sobrinos, pero la condición que le pone a la Institutriz es que a él nunca lo moleste, le pagará bien, pero será la Institutriz la responsable absoluta de la educación de los niños y resolver cualquier problemática que se presente.

La Institutriz es descrita en la novela como una mujer guapa, educada, joven, cuando llegó a la mansión conoció a la señora Grose, quien era ama de llaves de la mansión. La primera impresión que tuvo la Institutriz fue de mucho agrado por el lugar donde llegaba a trabajar, además, desde un inicio había sido tratada de una manera cortés, el mismo día de su llegada le presentaron a la niña Flora, una niña hermosa, tierna, relata la Institutriz que con solo mirarla te inspiraba amor y ternura, fue precisamente Flora quien le enseñó toda la mansión a la Institutriz, existían muchas habitaciones vacías, pero aun así al inicio en la casona se respiraba un ambiente agradable, natural y de cordialidad.

A los días de haber llegado a la mansión, la Institutriz recibió una carta del Colegio donde estudiaba Miles, la carta decía que el niño era expulsado de manera definitiva de la Institución, cuando el niño Miles emprendió el viaje de regreso a su casa, fue recibido cortésmente por la nueva Institutriz y su hermana Flora, al momento de la presentación y saludo, la Institutriz quedó asombrada por la belleza física de Miles, y de la misma manera, no comprendía cómo un niño tan educado, fino, noble, caballeroso, había sido expulsado, la Institutriz pensó que todo era producto de la envidia que pudieron tenerle a Miles.

Con el paso de los días, la caballerosidad y buena educación de los niños se confirmaba, y por si fuera poco eran dos niños súper dotados, leían a Shakespeare, eran excelentes músicos, por tal motivo, la Institutriz resolvió no comentarle nada al tío sobre la expulsión de Miles, sin olvidar que el acuerdo había sido que a él no lo molestara en nada, que todo lo resolviera ella, así fue como la Institutriz decidió por el momento seguir educando al niño Miles.

En este ambiente de orden, felicidad, tranquilidad, formalidad, cortesía, paz, la Institutriz no tan sólo estaba dichosa con su trabajo, además, ya les tenía un enorme amor y admiración a Flora y Miles. Un día la Institutriz salió sola a caminar por los campos que rodeaban a la casona y a cierta distancia vio a un hombre cerca de la mansión, la imagen de aquel hombre no se le borró, cuando regresó a la mansión platicó con la señora Grose, y al describirle la Institutriz las características del hombre que vio, la señora Grose espantada dijo que ese era el señor Quint, pero que hacía tiempo había muerto, Quint años atrás trabajó en la mansión y convivió mucho los niños.

La Institutriz quiso mantener la calma y le pidió a la señora Grose hiciera lo mismo y no les comentara nada ni a los niños ni a los criados, días después la Institutriz salió a caminar con Flora y de lejos vieron a una mujer con un rostro que impresionaba y espantaba, todo indica que la niña la vio, aun así no le hizo ningún comentario a la Institutriz, regresaron a la mansión y la señora Grose le comentó a la Institutriz que por los rasgos descritos era la señorita Jessel, quien era la antigua Institutriz, pero también había muerto.

A partir de aquí empezará la novela a desarrollar conductas en los niños que despiertan suspicacia en la Institutriz y ésta en lugar de temer, enfrenta el problema como un verdadero reto a resolver, porque entre más se lee la historia se va aclarando que estas almas en penas, quienes fueron muy cercanas a los niños, pretenden llevarse las almas de Flora y Miles, de hecho les adelanto que el alma en pena de Quint, desde el inicio de la historia ya está dentro del cuerpo de Miles, luego entonces, vuelve a surgir la pregunta: ¿Realmente los niños veían y tenían contactos con los fantasmas o eran alucinaciones de la Institutriz?

Finalmente, hasta lo aquí planteado es el aporte del presente artículo, falta mucho por leer y conocer de esta impresionante novela, al final puede suceder que cuando termine de leer la historia completa, su corazón en suspenso podrá dejar de latir como sucedió con el corazón del niño Miles, con la gran diferencia que el lector no morirá, sólo se entristecerá e impresionará.

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