“Memorias España 1937.”
Corría el año 1937, Elena Garro era una joven de veintiún años recién casada con el poeta Octavio Paz, en ese mismo año en España se vivía lo que Miguel de Unamuno llamó “La guerra in-civil española”. Octavio Paz y otros intelectuales mexicanos fueron invitados para participar en España en el: “II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura”, todo lo que sucedió en ese prolongado viaje, Elena Garro lo escribió en el libro titulado: Memorias de España 1937, publicado en el año 1992 por la Editorial Siglo XXI.
El valor de las memorias es invaluable, conoceremos vivencias íntimas de grandes escritores, pintores, músicos, diplomáticos y muchos personajes más de la historia moderna, si bien Elena Garro cuando realizó éste viaje a España era muy joven y no contaba con una formación intelectual sólida, los recuerdos de lo vivido lo escribió de manera brillante muchos años después y en este libro nos encontraremos de manera íntima con Rafael Alberti, Silvestre Revueltas, Juan de la Cabada, David Alfaro Siqueiros, Alejo Carpentier, Pablo Neruda, Cesar Vallejo, Aldous Huxley, José Mancisidor, Carlos Pellicer, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, con la mexicana más elegante del mundo llamada Gloria Rubio, son gran cantidad de personajes y de vivencias muy singulares que Elena Garro nos comparte en estas memorias.
Es importante remarcar que todo lo narrado sucederá en el contexto de la guerra in-civil española, las ciudades que recorreremos en las memorias son Valencia, Madrid, Barcelona, algunos pueblos españoles, después de España, Elena Garro y Octavio Paz vivirán una temporada en París, Francia, hasta su regreso a México pasando situaciones muy especiales en la Habana, Cuba.
Si bien el libro no es muy grande, los temas abordados son bastantes y variados, en el presente artículo comentaré algunas reflexiones, vivencias, y anécdotas que Elena Garro nos comparte. Cuando la escritora viajó a España reconoce en sus memorias que nunca había leído a Marx, esto lo señala porque en aquellos años hasta el propio Octavio Paz era comunista, y si bien iban como invitados a un Congreso de intelectuales, al mismo tiempo aprovecharon para ayudar con ideas, acciones que los pusieron en peligro, a tratar de derrocar la causa fascista, Elena al desconocer los motivos de la guerra, las posiciones políticas e ideológicas, continuamente era incomprendida por sus compañeros de viaje, claramente se percibe que desde muy niña su formación era de una mujer de letras:
“Yo nunca había oído hablar de Karl Marx. En casa y en la Facultad de Filosofía y Letras estudiábamos a los griegos, a los romanos, a los franceses, a los románticos alemanes, a los clásicos españoles, a los mexicanos, pero a Marx, ¡no! El latín era obligatorio, así como las raíces griegas; era una educación muy diferente a la de ahora.”
Por supuesto que después de la experiencia vivida en España, Elena se leyó todo lo que había que leer sobre el marxismo, lo valioso del párrafo antes citado, es confirmar que en otros tiempos realmente se leía y la formación de los estudiantes era de humanistas, eso implica ser críticos, analíticos, reflexivos, pensar por uno mismo, etc. Fue por esa formación de lecturas imprescindibles para cualquier estudiante universitario, que Elena pudo disfrutar en España de la compañía y amistad de la escritora María Zambrano:
“A María Zambrano la vi muchas veces en España, en México y en París, en donde en alguna ocasión se alojó en mi casa. Recuerdo que cuando desayunaba en la cama decía: “Elenita, hoy amanecí cartesiana…” Ahora nadie la recuerda o sólo hablan de sus gatos… María me pareció siempre una pitonisa.”
Una de tantas anécdotas que nos platica Elena, es cuando fueron a visitar al pintor David Alfaro Siqueiros al pueblo español llamado Pozo Blanco, Siqueiros estaba participando como soldado defendiendo a la Segunda República Española, pero había algo más, Siqueiros estaba viviendo un nuevo amor con una guapa española llamada Pepita, los compatriotas mexicanos le fueron a avisar que su esposa Angélica acababa de llegar de México, que con la guerra que estaban librando contra los falangistas era suficiente, lo interesante de la anécdota es que en el recorrido para llegar a Pozo Blanco, Elena Garro fue reflexionando sobre el Quijote, cuando pasaron Campo de Criptana vio los molinos contra los que combatió el Caballero de la Triste Figura, el siguiente poblado es otro lugar emblemático del Quijote llamado Sierra Morena.
De todos los personajes que aparecen en las memorias, Silvestre Revueltas ocupa un lugar importante, de enorme valor es el legado que Silvestre dejó en el arte mexicano, sin embargo, Elena nos cuenta que Silvestre Revueltas fue olvidado y abandonado por el Gobierno que en momentos sólo lo utilizó y también por sus amigos más cercanos, el gran músico pasó hambres, no tenía dinero ni para un suéter, además, se percibe que en momentos su carácter era irascible, en los años que estuvieron Elena, Paz y Revueltas en París, era embajador de México el exgobernador de Veracruz Adalberto Tejeda, Elena Garro y Octavio Paz fueron a pedirle a éste señor que apoyara al gran músico mexicano, pero como la mayoría de los políticos resultó ser un viejo cochino, grosero y barbaján.
Hasta lo aquí escrito, no me he referido cómo era la relación de los recién casados Elena y Octavio, estos dos escritores mexicanos duraron un poco más de veinte años juntos, para todos es conocida la complicada ruptura que tuvieron y sobre todo, sabemos que el final de las Garros, Elena la madre y Helena la hija, fue en absoluto abandono, en las memorias hay momentos donde Elena nos presenta a un Octavio Paz, posesivo, intolerante e impositivo, claro está que son sus memorias y no su verdad absoluta, no obstante, lo que si se destaca en éste tema y que fue parte esencial de la vida de Elena, es su originalidad y esta postura la defendió siempre, en el último apartado de las memorias la escritora apuntó:
“Durante mi matrimonio, siempre tuve la impresión de estar en un internado de reglas estrictas y regaños cotidianos, que, entre paréntesis, no me sirvieron de nada, ya que seguí siendo la misma.”
Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com