«Falleció Fidel Castro. en México, muchos izquierdistas trasnochados le siguieron cantando odas al viejo líder revolucionario. Otros, más moderados, hablaron de los claroscuros; argumentaron que Castro realizó cosas importantes para su país. Pero ni todas ellas justifican ni por un solo minuto, la dictadura de Fidel en Cuba. Una de las pocos certezas que tengo es que no hay dictadores buenos y malos; todos son malos porque cancelan los derechos inalienables de los individuos: el derecho a la libertad de expresión, a ejercer cualquier religión; a la manifestación, a elegir a los gobernantes, a la diversidad sexual, al debido proceso jurídico y al libre movimiento dentro del territorio nacional. Nada, ni siquiera la pretensión de construir un país igualitario, justifica la abolición de estas libertades». Es parte de lo que escribe leo en «Excélsior»