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Integrantes del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) implementan un programa de reproducción y conservación de la guacamaya roja en Tuxtlas, Veracruz; han liberado, aproximadamente, a 100 especímenes, y brindan pláticas a las comunidades de la zona para crear conciencia sobre la importancia de estas criaturas.

Con Información de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Patricia Escalante, del Instituto de Biología de la UNAM, acotó que ‘la guacamaya roja jugó un papel representante de Dioses por su plumaje espectacular, que ejemplificaba el fuego del sol’, a través ‘de su plumaje amarillo, rojo y azul; se veneraba a esta especia. Ayudamos en un proyecto de reproducción en cautiverio, en donde se reproduce desde hace 20 años”.

Y el día de hoy ya tenemos dos sitios de recuperación de la especie. Hace siete años se logró la prohibición de extraer pericos, guacamayas y loros de la naturaleza para el mercado de mascotas. Y, al mismo tiempo, se dejó una previsión para que los criaderos utilizaran solamente las especies que tenían proyectos de conservación”.

Apuntó que ‘gracias a estas medidas, los refugios están colaborando en la recuperación de las especies. Debemos mantener esta protección para con los animales; ya no comercializarlos mientras no se recuperen sus localidades nativas. Las hemos enjaulado, las hemos hecho mascotas, sin pensar que esos ejemplares son extraídos de la naturaleza.

Son robados de sus padres y, poco a poco, las poblaciones naturales han ido disminuyendo. Desde los años 70 esta especie se encuentra en peligro de extinción debido a la caza ilegal y la tala indiscriminada de las selvas. El humano roba los polluelos del nido, los alimenta de forma inadecuada, los transporta hacinados en cajas, y sólo uno de cada 10 sobrevive”.

Detalló que, en tiempos antiguos, las guacamayas habitaban en estados como Tamaulipas, San Luis Potosí o Campeche: ‘hoy, ocasionalmente, son divisados en el corredor selvático que comunica a Oaxaca, Chiapas y Guatemala. Como otra medida de apoyo para su conservación, los lugareños aprenden a cuidarlas, protegerlas de los cazadores’.

A darles de comer, mantenerlas y, con ello, atraen al turismo nacional y fortalecen la economía regional. Evitamos que sean ingresadas al mercado de mascotas”.