*“Nadie se da cuenta de lo hermoso que es viajar hasta que vuelve a casa y descansa sobre su almohada vieja y conocida”. Camelot

DIA TRES EN WOODLANDS

El clima es cambiante, amanece con sol y en la tarde, refresca con lluvia, en otros años en esta zona tejana el calor era insoportable. Se suda a mares, diría Kamalucas, o se suda a madres, diría Minga, dos gentes de mi pueblo. Este nuevo paraíso para los mexicanos (no hablo de los de gobierno), crece más rápido que Gulliver. Hay obra en construcción por doquier. Uno ve nacer una nueva Walmart, y plazas comerciales en respeto y concordancia con el gran bosque. Esto fue un bosque que, hará unos 40 años, alguien descubrió, y han comenzado a abrir espacios para que circulen los autos y otear bien porque, de repente, por las noches aparecen los venados con sus crías, que salen a tomar el agua en los lagos. O cuando hay día de poner la basura, huelen la comida. Se atraviesan tejones y mapaches y hay que cuidar de no atropellarlos. Aquí hay más de cinco campos de golf, para los ricos y poderosos. Uno llega al aeropuerto Bush de Houston y te vienes por sus extraordinarias autopistas, ahora hay una de paga, muy económica pero parece que andas en las nubes, por 1.75 dólares, casi menos que 40 pesos, llegas rapidísimo. Lo que antiguamente fue San Antonio, en Texas, con su rio, que de repente llegaron mexicanos al grito del shopping, con su Outlet Premium, abierto, uno de los primeros que se fijaron y que los mexicanos invadieron al grito de la compra, así ahora es esta ciudad que, hace 7 años solo habitaban 93 mil 487, y ahora debe andar en unos 150 mil, porque llegan compañías y buscan casas para sus empleados y ejecutivos. Hay de todo, como en la viña del señor, por eso tantos mexicanos de Veracruz, CDMX, Monterrey, Jalisco, de todos lados se ven placas de autos Ferraris, porque en sus pueblos no pueden exhibir esos autos, pero aquí viven la vida loca. Es tan tranquilo, que se pueden dejar las casas abiertas sin echarle llave. Y la comercialización abunda. Lagos, bancos, Malls, restaurantes de todo tipo y precios.

LA NATURALEZA

Escribo estas líneas en el tercer día de estancia. Año con año, cuando puedo, llego a esta zona y veo su caminar y su crecimiento. Y ni a qué ir a Houston, aquí hay todo, tiempo para el descanso, el buen comer sano, la Naturaleza en todo su esplendor, los caminos que se construyen, ahora hacen un puente de 50 millones de dólares donde, llamó mi atención un letrero que señala tus impuestos están trabajando. Cierto. Ayer comí una hamburguesa en un Red Robin, gran cadena de hamburguesería, en toda la Unión Americana, luego me asomé a uno de los Cinemark, iguales a los nuestros, a los de Plaza Valle en Orizaba y en todas las plazas mexicanas. Hace mucho, gracias a Carlos Salinas, cuando abrió el TLC que ahora Trump quiere cancelar, y ni idea tiene del beneficio a ambos países, llegaron a nuestras tierras las franquicias de gran calidad y servicios, desde aquel 1994 el mundo nuestro se abrió a las grandes inversiones. Aquí habitan, leo en Wikipedia, blancos, afroamericanos, asiáticos y del Pacifico, y uno que otro tentones jarochos, que cuando vieron las arcas abiertas y este casi un paraíso, como la novela de Luis Spota, pero sin galanes como Ugo Conti, vinieron a comprar en abonos no chiquitos, como Elektra, en cash y con el poder de su firma y su apañe. Tiene sus grandes escuelas bilingües, y me imagino que tendrán ya su Universidad. El domingo que llegué, como era Domingo de Pascua, no abrieron, solo las iglesias y restaurantes, pero el Mall nada. Había que descansar y eran días de guardar, como decía el gran Monsiváis. Llueve por las tardes y refresca. El calor anda entre los 27 y 30 grados, sopla un poco de viento, nada como el del Guadarrama, en España, cerca de Madrid.

EN LA ALDEA

En la aldea mía, las noticias siguen girando en torno al apañe de JDO. Su odisea guatemalteca y los cientos de memes y cientos de versiones, de que sí se entregó pactado, para que la familia pudiera quedar a salvo. Nada se sabe, todo se especula, es proceso electoral en Veracruz y habrá que atender las emergencias. Hay calma chicha por ahora. Estuve un día en Veracruz, hospedado en el gran hotel Camino Real y pude ver que el turismo abarrota los hoteles y logré ver, a las 5 y media de la mañana, cuando iba a rumbo al aeropuerto Jara de Veracruz, un par de camionetas aparcadas en el bulevar del Chikiyunes, donde un par de turistas, en sus pickups comenzaban a levantarse pues allí durmieron, jubilando el ya famoso Camarena, la arena del mar que, a veces, junto a las estrellas eran las cobijas cuando se llegaba y no se encontraba habitación, o el presupuesto no daba para más. Veracruz vive su buena intensidad hotelera, buena ocupación de turistas, eso ayuda a los empleos. Yunes cumplió su forma y junto a sus lugartenientes, aunque el Fiscal implacable es independiente, en el WTC dio sus puntos de vista de la detención. A cerrar esa hoja y ese capítulo, que sean las autoridades, como lo pidió, las que hagan que se devuelva lo sustraído. Y a empujar duro, porque la delincuencia no descansa, y tiene tarea de campo abierto el gobernador Yunes, darle tranquilidad a todo Veracruz, que los Idus del mal se vayan para siempre, yo mientras aquí veo en Woodlands lo que pueda, y ahí les cuento, aunque, como dijo Benedetti: ‘No vayas a creer lo que te cuentan del mundo, en realidad el mundo es incontable (ni siquiera esto que te estoy contando), ya te dije que el mundo es incontable’.

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