No cabe la menor duda que la detención en el vecino país de Guatemala del ex gobernador, ahora ex prófugo de la justicia mexicana, Javier Duarte de Ochoa, ha sido desde la semana pasada la información que ha ocupado las primeras planas de la mayoría de los medios impresos de comunicación y también los principales espacios de los medios electrónicos de nuestro país y Estado.
Detención que se ha prestado al clásico “sospechosismo” que se vive en el ambiente político mexicano, pues la detención por la forma en que se dio, como se está llevando a cabo el proceso de cómo lo mandaran o llegará a nuestro país y que ha pasado con su familia, esposa, hijos y suegros que aparentemente le acompañaban, y que ha sucedido con ellos, hasta el momento ha quedado sin explicación.
Situaciones las mencionadas, que se tienen que sumar a las de tipo político y en este caso, político-electoral, por los momentos que se están viviendo en algunas de las entidades federativas de nuestro país. Las cuales provocarán que los comentarios, especulaciones y análisis al respecto, continúen no sabemos por cuanto tiempo, pues está claro, que lo que se está buscando con la espectacular acción, es cambiar los posicionamientos políticos que tienen los partidos y sus candidatos en algunos estados, pero principalmente en las elecciones del codiciado por su riqueza electoral, Estado de México, así como también lo que representa esta entidad federativa para el grupo político en el poder federal, al ser su cuna política, Atlacomulco.
Pero independientemente de esto, algo que está ahí, en las diferentes declaraciones que se han hecho en cuanto a la detención del ex gobernador veracruzano, Duarte de Ochoa, en Guatemala, hay una que llama la atención y parece que a nadie le importa. Es lo expresado por la Fiscal General del vecino país centroamericano, Thelma Aldana Hernández, quien manifestó: nunca detuvimos a Duarte de Ochoa con anterioridad porque México nunca lo pidió. Qué se puede interpretar de esta declaración, estimado lector. Obviamente que varias conclusiones. Una de ellas, es en el sentido que tanto las autoridades guatemaltecas como las mexicanas, tenían conocimiento de que el prófugo de la justicia mexicana estaba ahí. Pero como lo dijo la Fiscal General, no solicitaron su detención y nosotros no hicimos nada, con todo y que hasta el momento supuestamente entró ilegalmente a ese país, aunque puede ser que no y por eso no lo podían detener al no haber cometido delito alguno ahí.
Si esto es cierto, la especulación de que la detención de Duarte de Ochoa y Tomás Yarrington, son acciones meramente electoreras y no de aplicar la justicia y finalizar con la impunidad en el país, el caldo le va a salir más caro que las albóndigas al gobierno “peñista” y la poca confianza que queda en su gobierno y su partido, por razones obvias aumentará. Es cuestión de esperar y no mucho, pues las elecciones y la jornada electoral está a la brevedad. Hasta el viernes. noti-sigloxxi@nullhormail.com (Fech. Púb. Miér. 19-abril-17)