Buen día apreciado lector
Si usted anda en «las apuraciones» como dicen en los pueblos y necesita recurrir a sus ahorritos de toda la vida por ahí guardados abajo del colchón o en el cochinito, los tendrá de inmediato, solo basta alzar donde duerme o agarrar el martillo y romper el cerdito de barro.
Pero si quiere rescatarlos del banco que está ubicado entre Xalapeños Ilustres y Enríquez, el chasco que se va a llevar.
Leí en internet que conforme a la reforma que se hizo ya hace buen tiempo a los sistemas de ahorro para el retiro es decir, a los seguros de retiro, cesantía en edad avanzada y vejez, establecidos en la Ley del Seguro Social, el gobierno creó unos organismos financieros privados llamados Administradoras de Fondos para el Retiro, AFORES.

Se informa que en el artículo 18 de la Ley de los Sistemas de ahorro para el Retiro se definieron estas administradoras, atribuyéndoles algunas responsabilidades ante sus afiliados, entre las que destacan: la obligación de informarles respecto del estado que guarde su cuenta individual y el estado de sus inversiones por lo menos una vez al año, además de que atenderán «habitual, profesional y exclusivamente» al interés de los trabajadores.

Después de que se puso en marcha el nuevo sistema de pensiones, ha mostrado en su operación que no está cumpliendo totalmente con el derecho a la información que tienen los trabajadores y que está consagrado en la Constitución General de la República, no se cumple a cabalidad y no se vigila que los bancos que se comprometieron a hacerlo y que cobran una buena comisión a los trabajadores, brindan una pésima atención a los mismos, que ya en la tercera edad tienen que soportar un mal trato que nadie sanciona.
Eso que le debe tocar a la invisible «Condusef» no se ve por ningún lado.
«Por esas apuraciones» que un día de estos le platicaré su origen, acudí ayer a esa hoy desacreditada institución a tramitar un retiro por cesantía, luego de consultar en otra sucursal, los requisitos para conseguirlo y que aquí les informo cuáles son:
En la sucursal de Plaza Cristal el lunes me dijeron tenía que llevar a la del centro, credencial de elector, comprobante de domicilio y RFC con homoclave; que si no lo tenía, en Hacienda Federal me lo daban «en tres minutos».
Así ocurrió. Este martes llegué a Hacienda Federal en la calle de Lucio, oficina que normalmente siempre luce atestada. Para mi sorpresa, rapidísimo me atendieron y entregaron mi RFC con homoclave.
Me fui al banco. Entré como 10.30 y qué decepción, esperaban turno muchísimos usuarios mujeres y hombres seguramente coetáneos que iban a lo mismo.
Ni modo, tomé el turno 59 y me decidí a esperar pacientemente. Solo atendían dos «ejecutivos» por lo que a las 13 horas, cuando apenas llevaban al de la ficha número 20 ya no aguanté, vi cómo la gente adulta, cansada se iba retirando decepcionada, molesta y echando pestes, como lo haría yo de plano para irme a escribir esta vivencia.
Pero no contaban con mi astucia, regresé faltando 20 minutos para las cuatro, hora del cierre y para mi sorpresa ya no había tanta gente, pregunté en qué fichan iban: ¡la 52!; pero es que ya se habían ido otros más decepcionados y de repente llaman al 53, no estaba; al 54, tampoco, al 55 sí, pero no 57 ni 58.
¡Qué alegría!, llego con la señorita responsable que parecía con prisa, ya casi era la hora de salir. Le doy los requisitos y resulta que me faltaban impresos «en original y copia, correo electrónico personal obligatorio y teléfono local y celular».
Además, acta de nacimiento y «dos referencias personales con CURP impreso y teléfono».
Casi enloquecí: ¡oiga señorita, toda la mañana aquí aplastado para que me salga con esto!. ¡No me lo informaron en la primera sucursal!. ¡No puede ser!. ¿Por qué cuando menos no ponen a alguien que pregunte a qué van?, ¿por qué no tapizan su edificio con tales requisitos y nos evitan esta pérdida de tiempo?, ¡No se vale, por eso estamos como estamos!
La mujer simuló perturbarse y yo como el borracho de la canción de Pedro Navajas sali refunfuñando «¡la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios»!
A ver si hoy miércoles por ser diez de mayo no me la recuerdan, solo eso falta.
Tenga el lector un día de esperanzas, de paz y armonía y por cierto un gran día de mucho amor y alegría para todas las madres de Xalapa, de Acayucan, de Veracruz, de México y de todo el universo.
gustavocadenamathey@nullhotmail.com