MI APUESTA POR LA EDUCACIÓN. (III)

“Las Obras que verdaderamente valen trascienden los limites espacio-temporales: son patrimonio de la humanidad porque expresan sus exigencias fundamentales o porque manifiestan lo que es propio de todo lo humano”. Lo antes transcrito son palabras del Doctor José Rubén Sanabria para referirse a la obra de San Agustín de Hipona (354-430) titulada “Del Maestro”.
La obra “Del Maestro” es un dialogo filosófico entre San Agustín y su hijo Adeodato, expertos en la obra agustiniana afirman que el dialogo es histórico porque en realidad lo sostuvieron Padre e Hijo, claro está que se publicó con las adecuaciones e inclusiones literarias realizadas por Agustín.
Es importante señalar que cada pensador es producto del contexto social en que vive, San Agustín representa el inicio de la edad media, es Padre y Doctor de la Iglesia Católica e incluso hay quienes afirman que no fue filósofo, sino un teólogo, independientemente a las diversas posturas, Agustín fue un hombre de letras y es un intelectual que a pesar de los siglos sigue influyendo en la sociedad, revisar su postura sobre la educación es fundamental, porque diría el filósofo Ramón Xirau “Lo antiguo no por antiguo es menos actual”.
De manera general el dialogo es sobre la educación, la primera parte se centra en la importancia de la palabra, Agustín le enseña a Adeodato que cuando se habla es porque se quiere enseñar algo, que no deberíamos querer enseñar para hablar, Adeodato le manifiesta que no está de acuerdo en todo, porque también se habla para aprender, después de diversas argumentaciones concluye el dialogo que lo determinante al hablar es enseñar.
Sobre la palabra, los signos, los nombres, los verbos, los pronombres, adverbios, las preposiciones, se desarrollan los demás capítulos. En ésta obra “Del Maestro” mi apreciado lector a través del diálogo podrá repasar las reglas básicas de la gramática, sin embargo, es importante no perder de vista que es un dialogo filosófico sobre la educación y sus métodos de enseñanza, el principal conflicto de Agustín es: “¿Cómo hacer sabio al hombre recurriendo a la razón y a la voluntad cuando estas facultades están debilitadas? ¿El conocimiento proviene del exterior o del interior?”.
Antes de presentar el argumento con el que Agustín resuelve el problema filosófico sobre la educación, quiero mencionar que el filósofo de Hipona, formuló toda su filosofía cristiana basado en la teoría de Platón, y no olvidemos que para Platón aprender es recordar, es decir, el conocimiento está en el interior, por lo tanto, Agustín argumenta lo siguiente: “el problema filosófico acerca de aprender es pues, traer fuera de sí mismo, de la intimidad del propio pensamiento, lo que de alguna manera ya está allí. El maestro así tiene una función simplemente estimulante de la actividad personal del educando”.
Hasta ésta parte del argumento agustiniano no vemos su aportación, pero en el dialogo Agustín aprovecha la oportunidad de enseñarnos su postura ideológica que no es otra más que el cristianismo, por eso en el penúltimo dialogo señala que si bien hay que utilizar las palabras para enseñar, para nombrar y conocer, para objetivar la realidad, aun así refiriéndose a las palabras le dice a su hijo: “Por ahora te he advertido que no les des más importancia de la que conviene, a fin de que no sólo se crea sino que también se comience a entender con cuanta verdad se escribió por la autoridad divina que el único maestro de todos está en el cielo”.
Esa es la parte mística de Agustín y era imposible que no lo señalara, porque fue así como resolvió el conflicto inicial de cómo se debe educar, si bien Agustín no rechaza la palabra, la ciencia, el método para enseñar, la respuesta a su conflicto fue recurrir “al maestro interior”, es decir, Dios. La fórmula agustiniana representa que Dios es el único que puede infundir en la mente humana la luz intelectual.
Independiente al espíritu religioso, hay que leer y releer a Agustín de Hipona, en esta obra nos ensaña que todo maestro sabe que por muy buenos que sean los métodos pedagógicos, sino hay un acto interior de voluntad en el alumno, es difícil que se pueda mejorar. Pero aun así el maestro siempre debe esforzarse por mejorar sus métodos y saber que su esfuerzo no quedará en el vació.
La apuesta de los grandes maestros es sacar lo mejor de nosotros, guiarnos, conducirnos, hacernos pensar. La importancia de la obra “Del Maestro” radica que a través de un dialogo el alumno fue llevando con preguntas y respuestas a la búsqueda de la verdad, pero como la verdad absoluta nunca se ha alcanzado, el resultado fue que mediante el razonamiento se produjo el conocimiento y esa es la verdadera función del Maestro.
Felicidades a todos los maestros en su día.

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