*De Charles Dickens: “El número de malhechores no autoriza el crimen”. Camelot.

FRONTERA EN CRISIS

Voy y vengo, diría Kamalucas, un filósofo de mi pueblo, vine, vi y platiqué algunas cosas. Suele esta frontera ahora estar en crisis, desde que míster Trump llegó a la presidencia. La gente no llega, los comercios cierran, despiden empleados, les reducen horas de trabajo, la mayoría mexicanos al grito del sueño americano, y de la chamba. Hay soledad y desolación en todos los sitios que se frecuentan constantemente. Si se va a un restaurante a cenar o comer, la ocupación es al menos del 25%, antes se esperaba turno porque había llenos, los estacionamientos languidecen, por igual, no hay colas en las casetas porque aquí, a diferencia de Capufe, con sus malas y terribles y deterioradas autopistas, aquí eso no existe, no hay casetas ni cobran y tienen las mejores autopistas del mundo, ahora mismo para descender a la calle principal, a la 10, están reparándola y se ven maquinas Caterpillar por doquier, muchas, obra que seguro en uno días queda, ya ven como son estos constructores, aquí no aflora el 20 por ciento que entregan a las autoridades, aquí si se trabaja en serio y el que delinque paga con brillantes sus pecados, o sea, la cárcel o el enjuiciamiento. Hace ocho meses que por aquí anduve, la tienda I Hope, la de los hotcakes, se quemó y hoy está en servicio pleno, los empleados no perdieron su trabajo, los reubicaron en otras tiendas de la misma sucursal.

RAUL PEIMBERT

El calor quema, llegó a más de 37, pero es un calor muy seco. Los pedigüeños de las calles aparecen, han tomado una dinámica de pedir que. Uno de ellos, un viejo güero barbón, con su letrero en la mano, pide con sinceridad una moneda para tomarse una cerveza, no te miento, dice, dame una moneda para tomarme una cerveza, tengo sed. Y se los dan, hace reír su petición. Otro matrimonio utiliza a un niño de unos 14 años porque viene el Día del Padre: coopere para el regalo a mi papá. Los hay en los cruces llegando a la Plaza, deambulan porque aquí, los turistas que llegan les dan sus monedas. Es una postal ya reconocida. Para que vean que aquí también hay pedigüeños. Escribo estas líneas un domingo, hoy juega México. Lo veré en Univisión, seguro que con la narrativa del Perro Bermúdez, que de Televisa se vino a estas tierras americanas, a Miami, donde la televisora es un imperio. No he visto al gran Raúl Peimbert, el veracruzano más encumbrado en esa televisora. Un buen hombre, un excelente comunicador, una gente de bien, que cuando el gobernador de las estrellas, Miguel Alemán Velasco, y Montano, pasaban por una incertidumbre de comunicación en su gobierno, Peimbert llegó y enderezó esa nave sin cochupos y sin billetear, solo con el poder de su sonrisa y su buen hacer. Alemán entregó bien el gobierno, y mucho de eso se lo debe al gran Raúl Peimbert, al que no me canso de alabar y halagar por ser veracruzano, un buen amigo que mucho honra con su trabajo a Veracruz. Hay viento, sopla uno no del Guadarrama de Madrid, pero viento que despeina los pocos pelos y mueve las palmeras que, a veces, se ven borrachas de sol, como relataba Agustín Lara. Frontera de siempre, hoy en problemas económicos porque cuando a los mexicanos nos da resfrío y nos ponemos nuestros moños de no venir, a esa frontera le da pulmonía. Hay desempleos, mucha gente de aquí, como la Chambers of Comerce, quieren ir a pedirle a Trump que se deje de jaladas, y que libere de una vez por todas las amenazas de detener a la gente en la calle para deportarlas a nuestro país. Quién les levantará la cosecha, quién o quiénes les harán el trabajo del campo, que a ellos no gusta hacer, solo los mexicanos al grito de la chamba. No esperarán mucho, ya a Trump tembladeras le están arrimando los caballos de las torpezas que comete, primero el exdirector del FBI, ahora viene el caso Rusia, y el pobre tipo ni tuitea, está arrinconado para que vea que esa Nación es una democracia de equilibrios, no como nuestros países que son presidencialistas, aquí los congresos y los congresistas son un todo, aquí se apuesta la vida y se respeta al que gana, como en mi León, Guanajuato, o sea, para que tantos brincos estando el suelo tan parejo, diría Minga, una gente de mi pueblo. Voy de regreso al aeropuerto de Reynosa, cruzaré la Franja de Gaza por la salida del puente Kika de la Garza, esperando llegar con bien y que no suenen los cañonazos.

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