La gente solo acepta el cambio cuando se enfrenta a la necesidad y solo reconoce la necesidad cuando la crisis acecha.
Jean Monnet.
Parece que los procesos sociales fueran cíclicos, no es para menos, ya Maquiavelo, Morgenthau y Kissinger derramaron ríos de tinta apoyándose en el historicismo, y mostrándonos que el ser humano tiende a tomar postura respecto a temas que parecían ya superados.
Con respecto a lo anterior, se me vienen a la mente los esquemas separatistas, el proteccionismo o el mismo socialismo que tanto daño le han hecho a la humanidad.
La creencia de que podemos avanzar como especie a partir de independizarse porque no piensan igual a nosotros, cerrar las fronteras al comercio exterior, o que abolir la propiedad privada sean los caminos para vivir mejor, ya han dado muestra en el pasado de su inviabilidad.
Menciono lo anterior, porque el Brexit, o la declaración de independencia de Cataluña, parecen ser saltos al vacío, después de que todo conducía a que la tendencia se inclinaba hacia los procesos globales de integración.
Por tanto, el futuro de la regiones que avanzaban hacia la integración parece incierto. A pesar de los enormes avances y heroicos esfuerzos por consolidar una unión razonablemente uniforme de países que no hablan el mismo idioma, no tienen raíces étnicas comunes, no rezan en el mismo templo y se han enfrentado en muchas guerras. Europa se enfrenta hoy a enormes retos que provienen de la falta homogeneidad en materia económica.
Adicionalmente, la forma de enfrentar la problemática económica estará fuertemente sesgada por circunstancias sociales y demográficas y circunstancias culturales.
De acuerdo a Jorge Suárez Vélez en su libro “La próxima gran caída de la economía mundial”, en Europa la adopción del euro permitió que países como España, Irlanda, Portugal y Grecia que tuviesen acceso a crédito en condiciones – tasas y plazos- que nunca soñaron.
Lejos de aprovechar esa condición para modernizar sus economías, invertir en tecnología, maquinaria y equipos modernos para hacer que sus economías fuesen mas competitivas internacionalmente, optaron por “invertir” en ladrillos, creando cantidad de casas y departamentos para satisfacer la demanda de compradores convencionales.
Generando ruido por parte de los demás países miembros, o por las mismas comunidades autónomas que son el músculo real de los países en términos económicos.
El separatismo no solo lo vemos en Europa, la posible ruptura del TLCAN cerraría la llave del flujo comercial para el bloque económico mas fuerte y pujante del mundo. Estos esquemas solo alimenta el discurso de falsos caudillos, que con base en desinformación rasgan el avance social de los pueblos.
Este alejamiento del horizonte del progreso, es al que debe estar atenta la humanidad, la separación, los muros y el regreso a modelos caducos es lo peor que nos puede suceder.
Debemos concentrar nuestras fuerzas en temas que nos son comunes, como es la pobreza, la ecología y el avance del fundamentalismo. En definitiva, después de la crisis de 2008 y 2012 parece que debemos tomarlo como aliciente para generar medidas serias.
Es claro que existe el riesgo de que surjan populistas que ofrezcan pociones mágicas que resuelvan todo sin necesidad de sacrificio. Pero soy esencialmente optimista, y espero que Cataluña no se independice de España, el TLCAN se perfeccione y nuestro país no dé una marcha al pasado en materia política económica que ya tanto daño nos ha hecho.
No digo que las expresiones no sean válidas, pero ya en el Siglo XXI debemos apostarle a los acuerdos, a la concertación social, en aras de un avance armónico de los pueblos.