«El Estado mexicano puede servir para muchas cosas, pero no para redistribuir la riqueza. Esta es la evidencia que exhiben las comparaciones mundiales casi medio siglo después de que José López Portillo estableciera el primer programa específico de combate a la corrupción, llamado entonces Lucha contra la Marginación. Desde entonces México ha tenido varios programas nacionales contra la pobreza: el Programa Nacional de Solidaridad en los años 90, que fue convertido después en Progresa, Oportunidades y Prospera. Ninguno de ellos ha cambiado gran cosa los índices de desigualdad mexicanos». Lo comenta Héctor Aguilar Camín en «Milenio».