Cuando hablamos de periodo de inter-campañas, estamos refiriéndonos al periodo que va desde el final de las precampañas y el inicio formal de las campañas políticas, periodo en el que los candidatos no pueden realizar ningún acto proselitista para pedir el voto en su favor ni promoverse de ninguna forma, por lo que no pueden dar entrevistas o hacer apariciones en los medios de comunicación, a este periodo nosotros hemos dado en llamarle “Etapa del Silencio” o de “veda electoral”, pues la promoción en los medios solo está reservada a los mensajes de los partidos políticos para promover su plataforma y a las autoridades electorales para posicionar los valores democráticos, promover el voto en busca de abatir el abstencionismo y propiciar la participación de los ciudadanos en las elecciones, ya sea sufragando o como funcionarios de casilla.
Dada su condición de figuras públicas, esta veda electoral resulta un periodo sumamente complicado de abordar por los candidatos, pues es poco probable y hasta imposible que se encierren en sus domicilios para evitar la exposición mediática, propia de estas fechas.
Es por ello que la Ley y la Jurisprudencia, no los obliga a encerrarse y les permite transitar sin problemas, siempre y cuando no caigan en la tentación de hacer llamados públicos solicitando el apoyo a sus candidaturas o realizando promesas propias de una campaña política, de ahí que no tienen problema alguno en asistir a reuniones o Asambleas de sus partidos, reunirse con sus equipos para organizar la que será la Campaña Política y mucho menos dictar conferencias o charlas de acuerdo a su perfil profesional tratándose de intelectuales, académicos e investigadores, siempre y cuando, como ya se dijo, no llamen al voto ni utilicen la palabra voto, votar, sufragio, elecciones, Día de la jornada electoral, 1º de julio, etc., o realicen promesas o propuestas de campaña con frases como: “cuando sea Presidente… Gobernador… Senador… Diputado… etc., vamos a hacer tal o cual Programa en favor de los ciudadanos” o “no vamos a permitir tal o cual conducta”.
En el desarrollo de nuestra democracia, estos candados se han venido estableciendo paulatinamente para evitar los excesos y abusos en que se incurría, cuando un Candidato se adelantaba a los tiempos de Campaña y sacaba ventaja de los demás contendientes, contratando espacios en la radio y televisión, así como colocando mensajes en bardas y espectaculares, aun cuando no hubieran dado inicio las Campañas Políticas.
Al respecto, falta mucho por analizar y regular, como es el caso de algunos que desde hace muchos años están en campaña permanente y no paran en ningún periodo, ni antes ni después de las Precampañas y a quienes, como es el caso del Sr. López Obrador y de Ricardo Anaya tienen años, el primero más, expuestos mediáticamente ante los electores. Circunstancia que explica claramente el altísimo conocimiento de los ciudadanos de su imagen y plataforma, conocimiento que no forzosamente se corresponde con una intención del voto a su favor.
Lo anterior explica también, por qué José Antonio Meade viene creciendo muy rápido en conocimiento de la gente y en intención de voto, siendo como lo fue el último en integrarse a la contienda, hace escasamente 2 meses y medio. Esto porque su reciente exposición mediática le ha dado la oportunidad de partir de 0 o de casi 0, hace muy poco tiempo hasta llegar a los números que hoy trae, muy cerca ya de los que tienen años en campaña.
Por todo lo anterior, es de extrañar que el PRI no esté señalando la fuerte exposición de Ricardo Anaya, cuando el día de hoy apareció más de 30 minutos en el noticiero de Carlos Loret de Mola, con el pretexto de defenderse de ataques, según él infundados por una supuesta venta simulada de una Bodega en su natal Querétaro para recibir 54 millones de pesos para su campaña, entrevista que aprovechó para denostar al PRI, diciendo que lo atacan porque él está muy bien posicionado, aludiendo a la Campaña Presidencial, lo cual está prohibido en esta etapa.
Así las cosas, para que las disposiciones electorales no sean letra muerta, no basta con prohibir la contratación de espacios en radio y TV, y que estos los administre el INE, sino además, se deben monitorear los medios para que los candidatos no metan esta clase de “golazos”, burlándose de la autoridad electoral.