«Se van todos. Ningún eventual, ningún funcionario sin nombramiento, nada de contratos temporales. Nadie puede quedarse más allá de julio, o a la sumo a mediados de agosto, sin base ni designación superior. Limpia total. López Obrador debe encontrar la administración aséptica y decidir a quién contrata y cómo lo contrata, bajo la premisa de ahorrar dinero de aquí, de allá y de acullá». Lo escribe José Ureña en «24 Horas».