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AP

Todo los opone y sin embargo vinieron a reclamar lo mismo. Bajo una nube de banderas británicas y europeas, militantes pro y anti Brexit pidieron a los diputados el martes que rechazasen el acuerdo negociado con Bruselas.

Tony Brack estaba en Londres en viaje de negocios pero no quiso perderse el espectáculo: con su teléfono móvil grababa a los cientos de manifestantes que enarbolaban pancartas con mensajes para los parlamentarios.

«Nunca he visto nada así», dice a la AFP, lamentando que la población británica esté tan dividida. «¡Es un verdadero circo! ¿Qué va a pensar el resto del mundo?», se preocupa, mostrando a las cámaras de televisión que enfocan a los manifestantes.

Todos pedían lo mismo, que el acuerdo fuera rechazado, sin embargo los dos campos evitaban mezclarse.

«Podría haber hablado con ellos pero son insultantes hacia nosotros», afirma Sally Smith, una obrera de 65 años, señalando a los activistas proeuropeos. Originaria de Shropshire, cerca de Gales, esta defensora de un Brexit sin acuerdo pidió un día libre en el trabajo para hacer oír su voz con la ayuda de una campana que agita frenéticamente.

En frente, Louise Hummerstone, una alfarera de 66 años tocada con una boina de los colores de la Unión Europea, afirma «entender a quienes votaron ingenuamente (por el Brexit), que creyeron algunas mentiras».

«Pero no puedo tolerar a quienes votaron por motivos racistas», agrega, afirmando haber «perdido algunos amigos» desde el referéndum de junio de 2016 que se saldó a favor de salir de la UE.

«Bastante triste»

Pese a sus firmes posiciones enfrentadas, la protesta se desarrolla en calma. Cada uno grita sus consignas bajo la mirada de las fuerzas del orden, desplegadas en número importante en torno al parlamento británico.

«Me dirijo a los diputados que están indecisos, les ofrezco mi apoyo para que rechacen el acuerdo», decía Pete Bell, que no dejaba de gritar «Stop Brexit» por un altavoz. Es médico en el servicio público de salud, considera que el acuerdo defendido por Theresa May causaría una «desastre económico para el país» y pide la celebración de un segundo referéndum.

También Mark Stevens quería un amplio fracaso de la primera ministra pero por otras razonas.

Ferviente defensor del Brexit, espera que el rechazo de su texto provoque un cambio en las riendas del ejecutivo «porque por el momento hay muy poco entusiasmo a favor de una salida» de la UE, explica. Otro primer ministro «que tuviese un enfoque más positivo del Brexit ayudaría a que las cosas fuesen mejor», considera.

Cerca de allí, un grupo de militantes instala una réplica del Titanic en miniatura, con May al timón.

«Es un símbolo de lo que podría ocurrir. Es divertido, pero si lo piensas bien es bastante triste», dice Joseph Iliasz, un turista polaco que está de paso por Londres.

Le preocupa que su hija no pueda venir a estudiar a la capital británica en un futuro cercano. «Queremos que Reino Unido permanezca en la UE. Para todos, creo que el Brexit es una mala decisión, en términos de libertades», afirma.