*Oh los recuerdos. Camelot.

AQUELLOS TIBURONES (1990)

Corría el año 1990, presente lo tengo yo. Veracruz vivía un vértigo ascendente de buen futbol con sus Tiburones Rojos, que habían sido de don Pepe Lajud y Pepe Ajo, y ahora eran del gobierno del estado. Gobernaba Dante Delgado Rannauro, cuando el Hombre Leyenda, Fernando Gutiérrez Barrios, le dejó la casa a que la cuidara. El Notario Gerardo Gil Ortiz (QEPD), brazo derecho del gobernador, cuidaba a Los Tiburones. A alguien se le ocurrió traer a Hugo Sánchez y su Real Madrid al estadio Luis Pirata Fuente, en aquella llamada Quinta del Buitre (Butragueño), que nunca debió ser del Buitre sino del Pichichi. Hugo era en España como el rey, sin despachar en el Palacio de la Zarzuela, solo en el Santiago Bernabéu. Los tres G: Gerardo Poo Ulbirarri (el del billete en Finanzas), Gerardo Gil y Gerardo Gallegos, se encomendaron a la tarea, telefonazos por aquí y por allá, a cerrar la contratación. Llegó Real Madrid y los hospedaron en el único hotel de playa, el Torremar de los Bueno cordobeses, hoy Andamar, un Mall perrón. El veracruzano y mano derecha de Gerardo Gil, Draga Vidal, fue el Cicerone de Hugo y del Real Madrid. Les hizo su tour y los llevaba a comer nieves con los güero, güero, le llevaba la mamila mañanera a Hugo y lo cuidaba como a su hijo. Le llamo y me cuenta parte de esa historia. Ramón Ferrari Pardiño les hizo una comida en su restaurante de mariscos de Boca del Río y Hugo Sánchez pidió ir a ver y saludar a su amigo, Pepe Ajo, dueño del Garlics, uno de los mejores restaurantes de Veracruz.

AQUELLA HISTORIA

Hoy comento esto por lo jodido que anda el Tiburón. Empata y está a punto de romper record mundial de partidos sin ganar. En las redes sociales, el seleccionado y comentarista deportivo, Luis García, les asestó un comentario durísimo, de maletas no los bajó, además, hizo referencia a aquellos grandes contra los que se enfrentaba, cuando venía al Puerto, decía que aquí para ganar había que echarle las ganas del mundo, algo así. Luego, alguien me envió 12 minutos de aquel juego histórico del Real Madrid contra Veracruz. Eran los tiempos que los políticos podían bajar a los estadios. Cierta vez, Dante gobernador llevó a su patrón, Fernando Gutiérrez Barrios, y lo hizo bajar a media cancha del estadio y la perrada desde sol y sombra le aplaudían a rabiar, al hombre de copetito padrotón y paliacate al cuello como jarocho, sonreía y abría los brazos como Nixon cuando abordaba el Marine One, helicóptero presidencial, con las dos V de la victoria. Draga Vidal, segundo de a bordo de Gerardo Gil, fue el encargado de cuidar al Niño de Oro, no dejaba que nadie se le acercara al líder goleador, bueno, algunos, sus cuates, los autógrafos se sublimaban, en el hotel Torremar, un chiquillo vio a Hugo y éste le dijo, con su acento españolado: “Chaval, quieres mi autógrafo”, el niño, un cambujito porteño, le respondió: “No gracias, ya tengo el de Comas”. Voy al Internet, “el juego fue un mayo de 1990, jugaban Moses, Comas, Castañón, Palma, Bauza, Barra, López Vega, Jalapa Ortega, Rergis y Marroquín, del otro lado. Hugo, Schuster, Lozada, el portero del Madrid, Julen Lopetegui, entrenador de España en Rusia 2018. Ganó el Veracruz 4-2, Hugo no anotó, el juego adrede lo programaron a las 3 de la tarde con un sol mata-todo, los europeos ya no veían lo duro sino lo tupido. Se sentían como inmigrantes cruzando el desierto de Arizona. Oh those were the days, my friend. Así fueron los días.

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