EL COLEGIO NACIONAL: 75 AÑOS. “LA LIBERTAD POR EL SABER.” (IV)

El Poeta argentino Jorge Luis Borges en su ensayo titulado: “La Poesía”, apuntó que el escritor mexicano Alfonso Reyes es: “El mejor prosista del idioma español en cualquier época.” Y es que a decir verdad el nombre de Alfonso Reyes inmediatamente provoca admiración por su gran saber, fue un hombre de letras que cultivó los principales géneros literarios como la poesía, relatos, dramaturgia, cuento, ensayo, crónicas, memorias, además, fue un intelectual muy activo en la vida pública de México fundando instituciones, fungiendo como diplomático mexicano en España, Argentina, y al ser uno de los importantes miembros fundadores del Colegio Nacional, recordaremos al Maestro Reyes con su libro: “Cartilla Moral.”
El pequeño texto lo escribió Alfonso Reyes en 1952 a petición del Poeta Jaime Torres Bodet cuando era Secretario de Educación Pública, este mismo texto fue reimpreso en 1992 con el fin de utilizarlo como parte del material para los programas emergentes de actualización de los Maestros y sobre todo como material educativo indispensable para los alumnos. El libro para su nueva publicación ha sido revisado y adaptado por el crítico literario José Luis Martínez.
La temática abordada es muy sencilla y clara, pero elemental en la formación de toda sociedad, los temas centrales serán la moral y el bien, sobre este planteamiento Alfonso Reyes nos enseña: “El hombre se educa para el bien. Esta educación y las doctrinas en que ellas se inspiran, constituyen la moral o la ética. La palabra moral procede del latín, la ética del griego. Todas las religiones contienen un cuerpo de preceptos morales, que coinciden en lo esencial. Pero el bien no sólo es obligatorio para el creyente, sino para todos los hombres en general. Se funda también en razones que pertenecen a este mundo. La conducta moral, esto es, movida por el bien, nos permite vivir en paz con nosotros mismos y en armonía con los demás.”
Partiendo de esta división el Maestro Reyes diserta sobre la importancia de la civilización y la cultura, el valor de la familia siendo la primera gran escuela que forma al individuo, este apartado es fundamental, porque entre más sólida y estable sea la familia mejores personas estarán educando, y aunque muchos conceptos de educación pueden variar en esta época groseramente relativista, existen valores esenciales que tienen una categoría universal y que no debemos perderlos de vista nunca, el respeto, la cortesía, la tolerancia, la honestidad, la verdad, la responsabilidad, el honor, la dignidad, son virtudes y valores que se aprenden y adquieren principalmente en la familia, y con ellos viviremos toda nuestras vidas y serán la brújula que nos guiara para no perdernos, con una buena educación cuidaremos nuestra alma y nuestro cuerpo, no solamente seremos civilizados, también seremos personas de cultura.
Ahora bien, adquirir un alto nivel de cultura no sólo implica un amplio conocimiento, la cultura debe servirnos para enseñarnos a equilibrarnos, a tratar de vivir en el justo medio, a tenernos amor y respeto, no podemos amar, respetar y querer a los demás, sino lo hacemos primero con nosotros mismos, por eso nunca dejemos de escuchar a nuestra conciencia, a querernos y auto perdonarnos en los errores, pero exigirnos corregirlos, no ser jueces implacables de nuestras acciones, pero jamás reprimir la autocrítica porque ella es la que siempre nos recordará quienes somos, de adonde vinimos, cuales son nuestros principios y valores, y si bien lo planteado no es fácil, considero que esa es la verdadera lucha que vale la pena enfrentar, es decir, día a día esforzarnos por convertirnos en ese ser humano que queremos ser, el sólo esfuerzo por lograrlo ya es un acto digno de grandeza humana y de espíritu.
Lo anteriormente planteado por el escribidor del presente artículo, se robustece cuando el Maestro Alfonso Reyes en el apartado: “Respeto a nuestra persona” escribió: “Cada uno de nosotros, aunque sea a solas y sin testigos, debe sentirse vigilado por el respeto moral y debe sentir vergüenza de violar este respeto. El uso que hagamos de nuestro cuerpo y de nuestra alma debe corresponder a tales sentimientos. Esto no significa que nos consideremos a nosotros mismo con demasiada solemnidad, porque ello esteriliza el espíritu, comienza por hacernos vanidoso y acaba por volvernos locos. También es peligroso entregarse a miedos inútiles, error frecuente y signo de fatiga nerviosa. Una de sus formas más dañinas es el miedo a la libertad y a las hermosas libertades que ella acarrea. El descanso, el esparcimiento y el juego, el buen humor, el sentimiento de lo cómico y aun la ironía, que nos enseña a burlarnos un poco de nosotros mismos, son recursos que aseguran la buena economía del alma, el buen funcionamiento de nuestro espíritu. La capacidad de alegría y de humor es una fuente del bien moral. Lo único que debemos vedarnos es el desperdicio, la bajeza y la suciedad.”
Hoy en día que tanto se discute sobre reformas educativas, deberían los hombres de Estado leer: “Cartilla Moral” de Alfonso Reyes. Una cartilla que busca educar para vivir de forma digna individual y socialmente, pensamientos que nos recuerdan que el avance materialista de la humanidad no es sinónimo de bienestar, esto implica que, tal vez, seamos civilizados más no educados, los ensayos pretenden darle un rumbo y sentido a la vida en sociedad, enseñarnos que hay principios de un valor inigualable e incuestionables como la verdad y la honestidad, y que esto se logra obtener con una formación sólida que parte desde el hogar, tristemente el honor, la palabra empeñada y cumplida, parecen cosas del pasado, cuestiones caducas, ideas quijotescas, librescas, e incluso el honor hoy es una palabra olvidada o vista como símbolo de orgullo y vanidad, sin embargo, no olvidemos que los héroes que más hemos admirado son aquellos que fueron personajes honorables, y que al final de su vida, con defectos y virtudes pudieron declarar como Don Quijote: “Yo sé quién soy.”
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