Ayer comenzó una nueva temporada del deporte del emparrillado. Es la número 100 de la National Football League (NFL). La temporada regular 2019 se disputará a lo largo de 17 semanas con un total de 256 partidos, comenzando el jueves 5 de septiembre –ayer- de 2019. Cada equipo disputará 16 partidos y una fecha libre. Y a propósito de ello, recordaba de cuando me empecé a aficionar a este rudo deporte. Fue a principios de los años 70, 71 o 72 para ser más exactos. Mis muy queridos amigos de la infancia, Kiko y Jaime Cházaro Rosario eran unos grandes aficionados y conocedores también, al americano. Llegaron a Córdoba de Xalapa en donde el gusto por el deporte venía de muchos años atrás con los equipos de la U. V., en donde militaron su hermano el ‘Guillo’ Cházaro y el que en aquel entonces era su cuñado, Andrés, el mandril Gutiérrez, que no sé si jugaban para los Lagartos, Lobos o Zorros, la cosa es que los Cházaro menores los tenían como héroes deportivos. Kiko, que fuimos juntos en sexto de primaria y en toda la secundaria, en la temporada de americano no había mes en que no comprara el Sports Ilustrated (Deporte ilustrado), la edición americana que traía fantásticos reportajes sobre los equipos y sus rosters completos.  Fue en ese entonces que me empecé a familiarizar con términos como ‘ala cerrada’ o ‘ala abierta’, que no son otra cosa que receptores dependiendo de su formación ofensiva, o también el ‘profundo’ o safety, que es el último de la línea defensiva para tratar de detener a un acarreador del ovoide. Total, que de esa época se desprende mi afición por los cascos y ver, recordar aquella inolvidable jugada en el partido por el campeonato de la serie divisional entre los Steelers y los Raiders, la llamada ‘Inmaculated Reception’ de Franco Harris –hijo de mexicana- que captura de manera providencial un pase de rebote de Terry Bradshaw y corre 40 o 50 yardas hasta la línea de anotación para conseguir el touchdown de la victoria. Ufff, ¡qué tiempos!, desde ese entonces nombres como Bob Griese, Roger Staubach, Frank Tarkenton y Joe Namath se me hicieron familiares y mi afición por el deporte creció hasta nuestros días. Rueda el ovoide. Lo escribe Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.