*De El Principito: “Y cuando te hayas consolado (uno siempre termina por consolarse) te alegrarás de haberme conocido”. Camelot.

DIA SIETE LA SAGRADA FAMILIA

Tenía unas cuatro visitas a Barcelona y por una u otra razón no había podido entrar al gran recinto de La Sagrada Familia de Gaudí. Uno debe reservar por Internet y a los dos días te dan horario y a meterse a la gran obra de Gaudí. Que tiene más de 130 años en obra. El maestro murió atropellado en 1923 y dejó los planos para que se siguiera a terminarla. Alguna vez algún reportero le preguntó que cuándo la terminaría. Respondió que había hablado con Dios y que Dios le dijo que no tenía urgencia. Al templo expiatorio de la Sagrada Familia entran a diario unas 12 mil personas, y el dinero, unos 50 millones de euros al año, sirve para seguir en la remodelación, aseguran que la terminan en 2026 a los 100 años de la muerte del maestro. Yo no sé qué habrá pensado Gaudí cuando tenía enfrente esa maqueta monumento a Dios, a Jesucristo y a toda la iglesia católica, pero seguro hizo lo mismo que Miguel Ángel que, cuando terminó de labrar el Moisés, le dio un ligero cincelazo en la rodilla con el martillo de esculpir, y le dijo: “¡Habla!”, de tan perfecto que había salido. La Sagrada Familia es uno de los monumentos más visitados en España y 7 de sus obras han sido consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Uno camina entre la gente, se oyen todos los idiomas, muchas nacionalidades, es un lugar para el turismo de fuera y de dentro: alemanes, ingleses, americanos, belgas, ucranianos, rusos, mexicanos y cuenqueños, y uno que otro de Chacaltianguis. Se entra con cuidado, los rayos X como en aviones, fuera todo, desde cinturones hasta monedas, el terrorismo es una constante de miedo en toda Europa. Te checan y a pasar por los audio guías, donde van explicando paso a paso los vitrales y el frontispicio y todo lo que Gaudí imaginó y logró hacer. Un par de horas bien aprovechadas en el recorrido, la gente guarda silencio, es una iglesia, un templo de rezos, alguna vez vino aquí el Papa Benedicto a bendecirla y conocerla. Una obra maestra.

RUMBO A LONDRES

Tomo el taxi y me voy al aeropuerto El Prats, el segundo después del Barajas-Adolfo Suarez-Madrid y que mueve 50 millones de pasajeros al año, el sexto de Europa. Vuelo temprano por la British, la compañía inglesa, un vuelo corto de 2 horas y 15 minutos y muy económicos, los vuelos domésticos y los internacionales entre ellos son muy baratos, por las distancias cortas, comparados con los mexicanos que valen un ojo de la cara. Aquí un Madrid-París vale más barato que un México-Veracruz. Tomo un café y hojeo el diario La Vanguardia, veo que al maloso Donald Trump se le aparecieron los fantasmas del Impeachment por andar de grillo malo. No pasará nada, pero ojalá le surtiera efecto para que no se reelija y México pueda dormir bien. Rápidamente tocamos el aeropuerto Heathrow de Londres, el número uno de Europa y a veces del mundo. Tiene 5 salas terminales, nosotros llegamos a la Terminal uno, bajamos y sin problemas buscamos sus taxis, los taxis muy típicos londinenses, alguna vez alguien comentó que eran los mejores diseñados. Caben seis pasajeros y traen poca cajuela, y en el aeropuerto entramos muy bien con nuestras maletas. El taxista, un nigeriano, nos lleva al hotel, llegaremos a un duchazo y a caminar las calles. Va a llover, llevar el paraguas de la mano es una constante en Londres. Vengo a conocer a mi sobrina nieta, Isabella, hija de mi sobrina Fer, a la vez hija de mi hermana Flor, que tuvo su bebita hace unos 20 días, casada con Lord Mike, un güero buena onda, súbdito de la Reina Chabelita. Nació una jarochinglesa, que seguro aquí vivirá protegida y cuidada por la mano de Dios, muy lejos de nuestras fronteras y casa, a 8,748 kilómetros en línea recta, según me dice el Wikipedia. Andaré unos tres días recorriendo Londres y lo que se pueda ver y de regreso a mi aldea, Orizaba me espera para enterarme de la grilla jarocha, que no tiene descanso. Aquí les cuento el último recorrido de una tour que hice, primero a Madrid, luego a Barcelona y al final a Londres. Casi tres países, porque Barcelona quiere y grita su independencia, y Madrid y toda España no se la dan. Y como dijo El ´Principito: “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.

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