«La cuarentena también nos invita a cuestionarnos sobre la desigualdad social: poder descansar en casa mirando Netflix, jugando videojuegos, tomando cerveza mientras se lee un libro, o incluso haciendo el trabajo desde casa. Sin embargo, no todo el mundo puede quedarse en casa, no todo el mundo tiene casa, no todo mundo puede parar de trabajar; romantizar el aislamiento puede ser un agravio para gran parte de la sociedad que si no trabaja, no come». El texto lo envió Luis Blasco.