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El Demócrata / Eda Sentíes

Leslie Andrade es auxiliar de enfermería en la clínica 57 del IMSS, desde que la pandemia por el Coronavirus llegó a Veracruz las jornadas laborales son más demandantes, no solo por los pacientes que hay que atender, sino por las acciones que hay que seguir por el protocolo de prevención de contagios y que ella obedece al pie de la letra, como cambiarse hasta tres veces el uniforme que porta, bañarse antes de salir de clínica y cambiarse nuevamente de ropa..

Después del agotador día de trabajo Leslie solo espera llegar a casa a encontrarse con su familia, pero llegar a casa ahora se ha vuelto más complicado para ella y para todo el personal médico que requiere transporte urbano, pues este servicio se le ha negado a ellos.

“Le hice la parada al camión iba a subirse una señora, se subió la señora y me iba a subir cuando el chófer me dijo que no estaban subiendo al personal (…) Siento que vengo limpia, me bañé dentro del hospital, es el tercer uniforme que uso (…) el personal de la salud tomamos todas las medidas que la gente no toma aquí afuera”, expresó.

El protocolo de prevención no solo lo sigue en el trabajo, en casa ella y su esposo, quien también es enfermero, toman todas las precauciones para que su hija de 5 no corra ningún riesgo.

“Los dos llegamos cambiados, en la entrada nos quitamos todo tenemos una cubetita con vinagre en la entrada y llegamos directo a bañarnos, mis papás me están llevando a mi hija más tarde y cuando ella llega ya todo está lavado en cloro y vinagre ¿has restringido el contacto físico con ella? lo hemos restringido y sé que en algún momento de la contingencia me tengo que alejar de ella”, comentó.

En las últimas semanas el rechazo al personal médico y de enfermería ha incrementado en varios estados de la república, en guadalajara por ejemplo hay reporte de casos en donde enfermeras también han sido bajadas del autobús por el temor del resto de los pasajeros o ser contagiados, por desgracia veracruz no se salva de esto y leslie comparte la experiencia de otra de sus compañeras…

“Tengo una compañera que nos comentaba hace rato que a ella la rociaron con cloro”.

Pese a este comportamiento de parte de algunos temerosos, Leslie y sus compañeros de batalla no se han dado por vencidos, por el contrario  han afianzado la empatía hacia el resto de la población, aunque eso signifique sacrificar a su propia familia por cuidar de ellos.