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La Opinión

Existen muchos momentos en la vida en los cuales es bastante comprensible que ganemos un poco de peso, tal vez después de vacaciones, cuando te rompes un tobillo, en algunos embarazos, un largo tiempo en confinamiento e inclusive después de altos períodos de estrés. El problema viene cuando a pesar de hacer esfuerzos por mantener una alimentación saludable y realizar actividad física no logras bajar de peso o peor aún ya no te cierran bien los jeans de siempre. Los especialistas señalan que una de las situaciones más frecuentes es el aumento de peso gradual, el cual no resulta tan radical pero un buen día cuando te subes de nuevo a la báscula te das cuenta que has ganado 10 o 20 libras. Entender algunas de las razones que no siempre consideramos, resulta una buena herramienta para detener en seco el aumento de peso y poner manos a la obra.

1. Desequilibrio en los niveles de insulina

Si has estado realizando considerables esfuerzos en tus hábitos cotidianos y de alimentación, sin obtener resultados es momento de evaluar con el médico los niveles de glucosa en sangre, la resistencia a la insulina o inclusive revisar si puedes estar padeciendo prediabetes. También es oportuno que revisen el funcionamiento de la glándula tiroides, ya que al padecer hipotiroidismo se hace más lento el metabolismo y se produce una pérdida de peso. Es importante que sepas que la insulina es la hormona que le indica al cuerpo que extraiga la glucosa del torrente sanguíneo y que la almacene en los músculos, el hígado y en general en forma de grasa, también es importante revisar los niveles hormonales y sobretodo descartar padecer síndrome de ovario poliquístico.

Pese a comer de manera saludable, las personas suelen subir de peso. Foto: Tic Beat

2. Estrés y agotamiento

Cuando sufrimos altos niveles de estrés o estamos pasando por un período de fatiga crónica, es muy normal que el metabolismo sufra alteraciones importantes y es que no descansar bien también tiene graves consecuencias en el cuerpo. Resulta que el estrés es el encargado de aumentar la producción de las hormonas llamadas cortisol y grelina, a las cuales se les relaciona con efectos en el apetito y en general en las ansias por comer más (sobretodo carbohidratos). La realidad es que todo se conecta y es muy normal que los altos niveles de estrés, afecten la capacidad de dormir por la noche y esto se deriva en un aumento de peso. 3. El clásico problema de las porciones
Uno de los errores más recurrentes y que en verdad no nos percatamos, es estar acostumbrados a comer grandes porciones lo cual se deriva en un descontrol en las calorías que consumimos por día. Es importante revisar si estamos aumentando las porciones en nuestras comidas principales, por más saludables que sean entre más comamos, el cuerpo nos pedirá siempre la misma cantidad.

4. Te alimentas saludablemente, pero tus horarios son un caos

Un clásico es optar por variantes de alimentos saludables y nutritivos, pero consumirlos en horarios muy cambiantes o radicales; recuerda que el cuerpo tiene memoria si eres nocturno y acostumbras comer bocadillos después de la media noche, a la larga es un hábito que se reflejará en un aumento de peso. El mejor consejo es disciplinarte con horarios saludables y lógicos que le permitan al organismo digerir y metabolizar bien los alimentos, de lo contrario estarás causando un aumento en el índice de masa corporal.

5. La comida que consideras saludable, en realidad está llena de calorías

Otro de los errores más comunes es creer que lo que comemos es de lo más saludable y de hecho pueden ser ingredientes naturales de lo más nutritivos y sanos, como es el caso de algunos emparedados, ensaladas, sopas, pastas y cremas; que al relacionarlos con saludables tendemos a agregarles numerosos aderezos calóricos, cremas y quesos o bien a consumir mayores porciones. Lo que sucede es que estamos aumentando considerablemente el aporte calórico diario, en muchas ocasiones en una comida ya consumimos las calorías de todo el día ¡Cuidado!

Los especialistas recomiendan seguir horarios saludables y lógicos que le permitan al organismo digerir y metabolizar bien los alimentos. Foto: Tic Beat

6. La edad, sí es un factor
La edad si juega en nuestra contra cuando hablamos del peso y es que llega un momento en el que con cada año nuestro metabolismo basal (la velocidad con la que el cuerpo en reposo quema la energía de los alimentos) se ralentiza. En muchos casos no es un cambio tan dramático, sin embargo a medida que envejecemos somos menos activos, el cuerpo pierde masa muscular y es por ello que se queman de manera menos eficiente las grasas.