Ahora ya casi no se acostumbra, pero en el sexenio del ex-gobernador veracruzano, Miguel Alemán Velasco, una de sus características positivas era que si él nombraba a un secretario de despacho le otorgaba toda la confianza y la libertad de seleccionar a sus colaboradores, finalmente ellos eran los responsables de las cuentas que iban a rendir. Sólo eventualmente, le decía a algunos de ellos: «fíjate que tengo este compromiso, hazme favor de nombrar de subsecretario o de director a tal persona».. Para mí, eso se llama respeto.