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Universidad Veracruzana

 

  • Son producto de luchas y movimientos sociales y van más allá de una referencia al hombre, la mujer o la diversidad cultural, afirmaron investigadoras de CIESAS y la Unich.

 

Rosalba Aída Hernández y Georgina Méndez participaron en el II Congreso de Políticas Universitarias de Género, Interculturalidad e Inclusión 2021.

 

José Luis Couttolenc Soto.. 

 En el II Congreso de Políticas Universitarias de Género, Interculturalidad e Inclusión 2021, investigadoras del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) de la Ciudad de México y de la Universidad Intercultural de Chiapas (Unich) coincidieron en señalar que los términos interculturalidad y género surgieron como conceptos para confrontar exclusiones y desigualdades de poder, y no para referirse a hombre o mujer, o a una diversidad cultural. 

Rosalba Aída Hernández Castillo, del CIESAS-Ciudad de México, y Georgina Méndez Torres, de la Unich, participaron el 11 de junio con la conferencia “Género e interculturalidad”. Durante su disertación, que se convirtió en un diálogo entre ambas ponentes, compartieron sus experiencias desde la investigación y el activismo que realizan, exponiendo los retos que han enfrentado en relación a la interculturalidad, y la manera en que la perspectiva de género ha sido utilizada para hacer frente a las desigualdades. 

Hernández Castillo precisó que interculturalidad y género no son producto de concesiones estatales, sino resultado de años de lucha de movimientos sociales, cuya idea no es idealizar ni satanizar el derecho indígena, como tampoco idealizar o descalificar el derecho del Estado. “Se pretende analizar con sentido crítico para encontrar estrategias que ayuden a las mujeres que son víctimas de violencia”. 

Dijo que como feminista formada en un contexto de gran diversidad cultural, ha trabajado en contra de la violencia de las mujeres en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, con metodologías de principios de los noventa, sistematizadas en contextos con perspectivas urbanocentradas en los feminismos mestizos y no indígenas. 

La investigadora del CIESAS consideró que los sistemas normativos indígenas tienen mucho que ofrecer a las mujeres indígenas, aunque también están marcados por 500 años de colonialismo, por una ideología judío cristiana, y prácticas coloniales que están también en esos sistemas normativos indígenas. 

Por su parte, Georgina Méndez manifestó que las universidades interculturales tienen el propósito de conjuntar saberes, “pero pedagógicamente no lo sabemos hacer, si algún quiebre tenemos es la vinculación con la comunidad, el docente tiene que ejecutar la teorización, pero se tiene que transformar pedagógica y políticamente”.   

Opinó que no sólo las universidades interculturales tienen este compromiso, sino todas las instituciones de educación superior que son sujetas de observancia, por lo que deben cumplir con uno de los derechos humanos: el acceso a la educación superior. 

La profesora de la Unich reconoció que el reto es cómo interculturalizar a todas las universidades, puesto que se sigue pensando que las interculturales están tratando de resolver el problema de los pueblos indígenas, “cuando es un problema de la ciudadanía, del país entero que está ejerciendo exclusiones”. 

Durante los tres días del congreso se presentaron ponencias que permitieron identificar avances, esfuerzos, iniciativas y acciones que desde las instituciones de educación superior se realizan para contrarrestar y transformar las desigualdades socioculturales y de género, así como promover la equidad, interculturalidad, inclusión y la no discriminación al interior de las mismas.