Horrorizado con lo que está psando en los límites de Europa occidental con la oriental, un incalificable acto la invasión de Rusia a Ucrania, me estaba acordando de aquella memorable cinta del 2017, ‘Dunkerque’, que, como pocas, retrata la angustia y el horror de la guerra. En ella, Christopher Nolan (30 de julio de 1970, Westminster, Londres, Reino Unido) marcó un antes y un después en su gran filmografía. Tras demostrar su maestría en el mundo de la ciencia ficción, el director británico dió un salto hacía el realismo cinematográfico con ‘Dunkerque’, quizá lo mejor de su filmografía. Es una obra maestra del cine bélico contemporáneo tanto a nivel visual como sonoro. Es un ejercicio apabullante que desde el minuto uno te tiene en tensión con la historia, con los soldados y con la guerra. Muestra con maestría los peores momentos de una retirada o la espera angustiosa de cualquier cosa que te lleve a casa, lejos de la guerra. Durante sus 107 minutos, Nolan y Hans Zimmer (la banda sonora es un personaje más), hacen que te agarres a la butaca y no la sueltes en ningún momento. Dunkerque es la guerra hecha cine o el cine hecho guerra. Finalmente, es una ficción cinematográfica, no me quiero ni imaginar cómo ha de ser la realidad pura de la guerra. Simplemente estoy horrorizado con los acontecimientos que están pasando en esa parte del mundo. Lo escribe Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal