«Temía fracasar hasta que me di cuenta que únicamente fracaso cuando no lo intento. Temía al dolor, hasta que comprendí que éste es necesario para crecer. Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras. Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría cada día. Temía al ridículo, hasta que aprendí a reirme de mi mismo. Temía al pasado, hasta que comprendí que es sólo una proyección mental que ya no puede herirme más. Temí al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar». Forman parte de unos textos del escritor Ernest Hemingway. Foto de «Revista Cambio».