Hace algunos meses una funcionaria de gobierno nos comentaba que es mucho más difícil el asunto de la vestimenta diaria para las mujeres, que para los hombres, sobre todo las que asisten seguido a eventos públicos. «Los hombres, decía, como quiera se ponen el traje negro, o gris, y únicamente se cambian la corbata, y ya la hicieron. Pero nosotros no, y por ello tenemos que contar con una vestimenta variada, y disponer, para ello, de mayores recursos provenientes de nuestro sueldo». ¡Cierto!