Yo mejor me espero al domingo, no quiero que por andar futureando al final salga quemado. Normalmente apuesto (poquito porque no soy líder magisterial ni tengo Hummer) pero en esta ocasión prefiero esperar, sobre todo porque la última vez que aposté, aunque gané, no me pagaron. Por eso no soy buen vendedor, porque soy muy remilgoso para acomodar la venta y porque soy aún más penoso para andar cobrando.

No me refiero a la comida de Pepe de este viernes en San Julián, en la cual si hay o no hay destape parece ser ya lo accesorio. Como buen espectador (solo espectador) de la política veracruzana, leo las diferentes columnas y llego a la conclusión de que aunque muchos aseguran tener la verdad, toda la verdad “o” nada más que la verdad, tanta veleidosidad en las precisiones, citas, acotaciones y lecturas, generan demasiado ruido. En ocasiones, como en estos últimos días, el ruido es sordo; en otras, los silencios son elocuentes. El ruido sordo se lee en los medios; el silencio elocuente lo ponen los aludidos.

Que habrá destape o que no habrá destape. Que es Pepe o que es Héctor. Que es de amigos o que es de señales. Que son muchos invitados o que los invitados son selectos. Cada quien pone y escribe lo que considera a su leal entender después de analizar y sondear, preguntar o filtrar, y es válido. Pero en medio, estamos los pobres lectores todos hechos camote. Leemos y releemos todos los días buscando el desacuerdo unánime y solo encontramos moles atronadoras en las palabras inescrutables que solo entienden los que saben leer, y así, ellos, los que saben leer leerán, y los demás solo veremos.

Pero vuelvo; no me refiero a la comida o al Informe de Pepe, sino a los resultados de la Liguilla. Al momento de escribir estas líneas las fabulosas Águilas del América ya están zapateando al León cuatro a uno. Espero que para el domingo el magín de la superioridad Azulcrema se imponga. Pero por hoy no me voy de boca, no sea que al final me dé de topes. También anhelo, deseo, ansío y ambiciono, que los buenos del Tibu le den su repasada y pongan en su justa dimensión a los insufribles Pumas. Se imaginará mi sufrir, pues la Boyis dice que quiere irse a estudiar a la UNAM y no crea, la animo, pero ya le he advertido que me pierde, de verdad que me pierde para siempre, si me sale con la rambulería corriente de regresar con un novio Puma, o vistiendo una aguerrida nacada de esas playeras de dacrón con la nada setsi leyenda “Hecho en CU”, aseveración que por su propia denotación sexual y exhibicionista, jamás hubiera sido aceptada en el Colegio Patria en donde las monjas con actitud heriática me enseñaron a rezar todas las mañanas aunque después saliéramos a darnos de trompadas en las afueras del cole. De ese tamaño es mi animadversión hacia Los Pumas, he dicho.

Hoy me quedo y encomiendo a las manos de Moi Muñoz, que tuvo el buen tino de salir con un copetito ondulante que le cae sobre la frente y que le da un aire a Adolf Hitler… ¡Imagínese qué miedo!

El viernes veremos qué pasa con Pepe. Por lo pronto ya son muchas las versiones –incluso encontradas- de lo que allí sucederá. Ante tal diversidad de opiniones no nos queda más que esperar. No quiero apostarle al América ni al Tiburón, pero tengo fe. No puedo apostarle a lo que pasará el viernes o el domingo, aunque cada quién encuentre la Virgen donde quiere. Por lo pronto lo que sí se ve, y por lo tanto no se juzga, es que las invitaciones de Pepe para su III Informe son elegantes pero modestas, los espectaculares son consistentes, el lema “Pienso libre, decido libre” da esperanza, se aprecia sobriedad en el uso de los recursos, su poder de convocatoria es innegable, y le estaría dando al PRI –que tanto lo necesitaba- el sentido de unidad que había perdido. ¿A qué le apostaría Usted?

Tome nota: podría tener el norte del Estado una homologación en los costos de electricidad. Diputados veracruzanos ya pasaron el filtro de la Comisión de Energía, y someterán la propuesta al Pleno.

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