Miguel Valera, el jefe de Prensa del Ayuntamiento xalapeño, sube a las famosas redes sociales algunas fotos del alcalde Américo Zúñiga caminando por céntricas calles de la capital veracruzana.

Al paso del alcalde se le acercan varias personas… unas, a saludarlo; otras, supongo, para externarle un problema vecinal, colonial o hasta personal, que nunca faltan.

¿Populismo? Sí, es posible que haya quienes critiquen la postura del alcalde como eso aunque quienes lo contactaron, saludaron o comentaron algo de su interés, vean otra palabra: Oportunidad.

II

No sé cuándo, los ciudadanos perdimos el “derecho de picaporte” con nuestras autoridades, sean del ámbito que sean…

Es más, no sé si alguna vez lo tuvimos…

Recién llegado a Xalapa, con 19 años encima, me dirigí directamente a Palacio Municipal con la intención de pedir trabajo. Llegué, me anuncié y me recibió el mismísimo alcalde Guillermo Zúñiga Martínez, quien me otorgó en esa ocasión, una carta de recomendación para laborar en La Estancia de los Tecajetes.

Se supone que, de acuerdo a los lineamientos cotidianos de mis amigos a los que les conté mi aventura, el alcalde no tenía que haberme recibido ¡pero lo hizo! atendió a un desconocido sin más ni más.

III

Hoy, si me recibe el alcalde, un diputado, un secretario o hasta el Gobernador, pudiera decir que no tiene chiste… mi labor cotidiana (a veces) me abre puertas… pero es difícil para el ciudadano ajeno a la función mediática tener contacto con sus autoridades o representantes populares a menos que sea en alguna inauguración de obra, evento masivo o de manera fortuita, como el encontrarse con su alcalde caminando por la calle como Pedro por su casa.

Pero si no, el único modo de llamar la atención de autoridades o representantes populares, es recurriendo a un plantón en las calles o un comunicado hasta por las redes sociales etiquetándolo, aunque será mucha suerte si responden por Facebook o Twitter.

IV

En lo particular, celebro que el alcalde Américo Zúñiga camine por la ciudad y se dé tiempo para saludar y atender a quien tenga la osadía, arrojo, valor de pararlo y platicar con él.

Por supuesto, no dejará de ser un excelente termómetro para el edil estas caminatas (si las hace consuetudinarias), para ver cuál es la reacción de la gente, qué tanto lo ubica el ciudadano, cuál es el tipo de problemas que le externa el xalapeño y quizás el más importante: el caminar permite no sólo disfrutar de otra perspectiva de la ciudad, sino de observar esos detalles que imbuido en sus pensamientos y embutido en su camioneta, son imposible percatarse de ellos.

V

Ojalá no sea una flor de un día esta caminata de Américo Zúñiga, que la practique no tan solo en el centro de la ciudad, sino que vaya ampliando el perímetro de su deambular… el ciudadano de a pie se lo va a agradecer. Además, bien podría aconsejar a sus directivos a hacer el mismo ejercicio en aras de intercambiar ideas, observaciones y por qué no, experiencias pedestres…

Quien quita, y en una de ésas, tenga que empezar a caminar el alcalde con el secretario particular al lado cuando la gente vea que la educación y la atención se mama, ¡y que me digan a mí! testigo de la amabilidad que tuvo el presidente municipal Guillermo Zúñiga Martínez, recibiendo a un desconocido que le pedía trabajo.

smcainito@nullgmail.com