Polémica mediática se generó por la Iniciativa de Ley de Tránsito y Seguridad Vial, presentada por el presidente de la Comisión Legislativa del ramo, diputado Adolfo Ramírez Arana. Unos dicen que es una “Ley Bala”, en alusión a lo aprobado hace semanas en el estado de Puebla, y otros, que no hay interés de inhibir la protesta social.

Lo cierto es que en Xalapa –hablo de lo que vivo y conozco–, sus habitantes sufrimos todos los días los bloqueos de calles por grupos de diversa índole. No importa el contingente, porque lo mismo son dos docenas que cientos, lo que para el caso es lo mismo: nos dan al traste con nuestras actividades.

Recuerdo que escribí sobre esta Iniciativa y elogiaba que se pretende utilizar la tecnología –radares y cámaras de video– para controlar la velocidad y el respeto a los señalamientos viales. ¿Esto es incorrecto? Lo digo porque todos los días hay accidentes entre autos y atropellamiento de peatones, algunos con pérdida de vidas. ¿Por qué no pensar en esto?

Quien presentó la iniciativa dice que no hay tal interés en “regular las marchas”, que de hecho existe legalmente la prohibición y sanción: el Código Penal del Estado de Veracruz estipula como delito el cierre de vías de comunicación, porque “nadie tiene el derecho de cerrar una calle sin autorización previa”.

¿Cuántas veces no nos quejamos por los bloqueos? Vamos, seamos sinceros, incluso mentamos madres porque llegaremos tarde a nuestros compromisos laborales, de estudio o sociales. De ahí la importancia, no de reprimir como dolosamente como se ha dicho, sino de regular, poner orden por el bienestar de todos.

Pero yo como Juan Copete, que no lo llaman pero se mete, hago dos propuestas. La primera, que los funcionarios responsables de cada área realicen su trabajo de manera eficiente, en beneficio de la población. Que no comprometan lo que no se pude dar. Que expliquen hasta la saciedad el porqué se puede o el porqué no se puede hacer tal obra o entregar tal apoyo. Que no mientan a las personas, que no jueguen con las necesidades de la gente. Vamos, que sean auténticos servidores públicos.

Entonces veremos que no habrá motivo, causa o razón legítima para que líderes de cualquier tipo nos bloqueen las calles. Si lo hacen, que los mismos funcionarios exhiban las causas: quieren dinero, presionar por dádivas o algunos favores extra legales. Que los exhiban ante sus huestes. Veremos cómo esta práctica de transparencia y eficiencia acabará en el corto y en el mediano plazo con la mayoría de las protestas.

Y la segunda: que en coordinación con el Ayuntamiento de Xalapa se decrete que el Centro Histórico de la ciudad sea peatonal. Así nadie se quejará porque se quedó en el “embotellamiento” por culpa de las machas o del plantón. Todas y todos podremos caminar libremente y daríamos otro rostro a nuestra cada vez más desaliñada ciudad. Reactivaríamos el comercio, apreciaríamos las estructuras arquitectónicas que tenemos (pocas, pero tenemos) y haríamos de ese corredor cultural una realidad. La juventud creativa tendría las calles para mostrarnos su arte y las familias podríamos caminar por nuestra ciudad. ¿Usted, qué piensa?

Por hoy es todo, espero que tenga un excelente día y nos leemos en la próxima entrega.